Casi 100 participantes, representantes de 8 diócesis, se reunieron durante 3 días en el Santuario Nacional de la Virgen del Carmen, en Maipú, para realizar el XXVII Congreso Nacional de Bailes Religiosos. Entre ellos destacó una numerosa presencia de jóvenes danzantes; también fue notorio que para la mitad de los participantes este era el primer Congreso en el que participaban. Cumplían así el objetivo del Congreso anterior que se propuso renovar los liderazgos del movimiento.
Entre los temas abordados destacan “Una Iglesia en mudanza al ritmo de Jesús”, a cargo del Pbro. Renzo Ramelli, Secretario adjunto para la Pastoral de la Conferencia Episcopal de Chile (CECH). También destaca la presentación de los jóvenes de la Asociación Metropolitana de Bailes Religiosos, “Nuevas Mudanzas al ritmo de los jóvenes promeseros”, abordando la renovación de los liderazgos, además de los cambios culturales y sociales en torno a la realidad de los bailes en perspectiva juvenil.
Contaron, además, con la participación de Pilar Ramírez, Directora del Departamento de Prevención de Abusos de la CECh, y el sacerdote Larry Yévenes, sj, integrante del Consejo de prevención de abusos y acompañamiento de víctimas del Episcopado, quienes trabajaron los temas “El buen trato al modo de Jesús” y “Un nuevo ritmo al modo de Jesús”, enfocados en el documento de Integridad en el Servicio Eclesial (ISE), el buen trato, los liderazgos y los ambientes sanos y seguros.
Las conclusiones del Congreso se inician con la decisión de renovar las formas de acompañar y relacionarse en los bailes religiosos, en el proceso de renovación, comprometiéndose a ser parte de una Iglesia que camina junta, que anuncia y denuncia; que transforma y se transforma.
Además, la numerosa presencia de jóvenes fue la base para el compromiso a seguir animando su participación en los bailes y particularmente, su incorporación en los espacios de liderazgo y toma de decisiones.
También señalan su propósito de integrar la pastoral digital como una herramienta para sostener espacios de crecimiento y formación. Además, brindar apoyo a obispos, sacerdotes y agentes pastorales en general, en el conocimiento y apoyo a las expresiones de la piedad popular, poniéndose a su disposición para que reconozcan sus riquezas y la puedan integrar al modo de vivir la Iglesia diocesana, a fin de avanzar hacia una profunda sinodalidad.
Al término del Congreso, sus dirigentes entregaron una declaración en la que dan a conocer sus conclusiones. La inician afirmando que “reconociéndonos hijos e hijas del Padre, hemos vivido en alegría la experiencia de la presencia de Dios, agradecemos lo vivido a través de las manifestaciones de danza, canto y oración en un ambiente de fe y unidad; de compartir, los trabajos, juegos y reflexiones, así como el encuentro y conocimiento de nuestras raíces. Sabemos que llevar adelante procesos de renovación es una tarea ardua y compleja, que nos invita a ser creativos”.