La Santa Sede cierra hoy uno de los capítulos más complicados a los que se ha tenido que enfrentar en materia financiera. Y es que, tal como recoge Vatican News, el Tribunal de Apelación ha “reconocido plenamente” los argumentos del Instituto para Obras de Religión (IOR) –el Banco Vaticano– y ha ratificado, así, la condena del ex director general Paolo Cipriani y del director adjunto Massimo Tulli. Ambos tendrán que indemnizar al IOR con 40 millones de euros.
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La sentencia del Tribunal desestima totalmente las apelaciones de los ex directivos, condenándoles a indemnizar al IOR “por los daños y perjuicios causados”. Así, se han liquidado en un total de 35.740.587 euros en concepto de daño emergente, y 4.799.445 euros por lucro cesante. Además, tendrán que hacer frente al pago de las costas del juicio.
“Mala gestio”
Tal como ha apuntado el propio IOR en un comunicado, la sentencia se refiere a “la mala gestio” con la que Cipriani y Tulli concertaron algunas de las inversiones del Instituto entre 2010 y 2013, y que “inmediatamente resultaron perjudiciales por ser problemáticas y, en varios casos, también ilegítimas y objeto de procedimientos penales”.
“El juicio”, concluye el IOR, “es la continuación de un profundo trabajo de renovación y transformación del Instituto en aplicación de las importantes reformas del sector financiero del Vaticano y de la Santa Sede, gracias a las cuales el Instituto ha podido identificar los abusos cometidos contra él y defender su patrimonio, que es además patrimonio de la Iglesia. Fue el primero de este tipo en el Estado de la Ciudad del Vaticano, que sirvió de precursor de otros casos similares, que todavía están en curso”.