Tras cuatro años como auxiliar de Carlos Osoro, Santos Montoya (Ciudad Real, 1966) volará ahora solo. “El tiempo pasa rapidísimo”, señala a Vida Nueva al echar la vista atrás. Francisco nombró el 12 de enero al prelado como nuevo obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, sustituyendo a Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza desde noviembre de 2020.
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Montoya se confiesa del Atlético de Madrid casi sin preguntárselo. Así es el orgullo colchonero. El 5 de marzo tomará posesión de la diócesis riojana, y, a juzgar por la entrevista con esta revista, lo hará derrochando buen humor. Antes pondrá rumbo a Roma para la visita ‘ad limina’ que ahora encarará como obispo titular.
PREGUNTA.- Madrid siempre ha sido cantera episcopal. ¿Da vértigo eso de ser ahora pastor a tiempo completo?
RESPUESTA.- Todo encargo da vértigo. Lo sentí cuando me iba a ordenar como diácono y luego como sacerdote, cuando me asignaron mi primera parroquia y cada vez que me han asignado otra. Son vértigos distintos que se van asimilando (se ríe). No deja de ser un reto más. También da vértigo acompañar a una persona, porque es una vida… Pobre de nosotros si no sentimos vértigo, porque no somos nosotros quienes controlamos la situación, porque es Dios el que capacita más allá de nuestras posibilidades. Si sentimos vértigo es que vamos bien (se ríe).
“Vacunarse es conveniente”
P.- ¿Cómo le gustaría que le recordaran ahora que se marcha?
R.- Como una persona con la que se puede tratar, que no te ha estorbado en tu vida, que te ha estimulado, que te ha dado esperanza y que sabes que le movía Dios. Una persona de fe, humana, al fin y al cabo.
P.- El Covid sigue causando mucho daño en España. El Papa llama continuamente a la vacunación como un acto de amor. ¿Los católicos estamos dando testimonio?
R.- Los “católicos” –volviendo a lo de antes– es una palabra muy amplia. La mayoría de los católicos, y no católicos también, está entendiendo que vacunarse es conveniente para uno mismo y para los demás.