Un melómano llamado Bergoglio

Un melómano llamado Bergoglio

“Solía comprarnos música clásica. Francisco es un amante del género, de la ópera, de las grandes voces”, afirma Letizia Giostra, la propietaria de Stereosound, la vieja tienda de discos en la Via della Minerva, en el centro de Roma, cerca del Panteón, a la que el Papa acudió por sorpresa el pasado 11 de enero. La visita a la llamada “discoteca Panteón”, como la conocen los romanos, fue captada casualmente por Javier Martínez Brocal, director de la agencia Rome Reports, quien hizo fotos y un vídeo que inmediatamente subió a Twitter. En esas imágenes se ve al Papa salir con un vinilo bajo el brazo. “Es un regalo que le hicimos, un disco de música clásica”, añade Giostra.



Nadie ha querido revelar el título. Martínez Brocal mantiene la hipótesis de que puede ser una edición de ‘El rapto del serrallo’, la ópera bufa de Wolfgang Amadeus Mozart, el compositor predilecto de Francisco, aunque solo sea por una cita de Konstanze, la protagonista, en la nota manuscrita que el Papa hizo llegar al día siguiente al periodista español: “Señor Javier Martínez Brocal, no me negará que fue una bruta sorte –como dice la señora del serrallo– que, después de tomar todas las precauciones, justo había en el lugar un periodista esperando a una persona en la parada de taxis”.

Francisco le despide con un “no hay que perder el sentido del humor” y añade a continuación un elocuente: “Gracias por su comprensión hacia los vendedores de música”. El Papa acudía con frecuencia a Stereosound cuando viajaba a Roma como arzobispo de Buenos Aires y se alojaba en la Casa del Clero de Via della Scrofa. Y ahora ha querido volver para bendecir el local, tras un breve período cerrado por la pandemia y en el que Letizia Giostra ha renovado la tienda.

“Es un viejo cliente, cada vez que venía a Roma cuando era cardenal nos visitaba. Fue una inmensa alegría verle como papa. Se quedó unos quince minutos. Mi más bello recuerdo del encuentro fue la sencillez de un hombre extraordinario”, declara Tiziana, hija de la propietaria, al canal TV2000.

No se limita a un género musical

Y de lo que no cabe duda es de que es, también, un melómano singular y atento. Domenico Agasso ha explorado en La Stampa los gustos musicales del Papa: “Jorge Mario Bergoglio ama a Mozart y a Bach, escucha a Beethoven, se apasiona con Wagner. Le encanta el tango. Y de niño también se educó con la ópera”, explica. En una reciente entrevista en el periódico turinés, reveló el origen: “Los sábados la radio emitía grabaciones de óperas y, mientras mi madre las escuchaba, nos las contaba. También nos llevaba al teatro, recuerdo que vimos al tenor Tito Schipa en el Teatro Colón”.

El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura y también amante de la música clásica, ha creado en una sala del dicasterio una ‘audioteca’ a la que le ha dado el nombre del Pontífice, compuesta por los discos que Francisco le va enviando: “Llevamos un registro actualizado, ahora el catálogo tiene 1.728 cedés y 19 vinilos. Están los discos que le regalaron –el más reciente, una colección de vinilos de Krzysztof Penderecki– y los que el Papa ya tenía y escucha desde hace tiempo”.

El propio Ravasi ha revelado en Il Corriere della Sera su contenido: “Principalmente música clásica, diría yo. Pero Francisco, con la sensibilidad propia de la gente que ama realmente la música, no se limita a un género, no tiene la rigidez de los que dicen: ‘Después no hay nada más’. A mí, por ejemplo, también me interesa el rap… Me envió recientemente una colección de 25 canciones de gospel cantadas por Elvis Presley, aunque no había ningún comentario y, tal vez, se lo habían regalado”

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