Cada año, desde 2019, en el tercer domingo del tiempo ordinario, este año el 23 de enero, la Iglesia celebra el Domingo de la Palabra de Dios. Esta jornada fue instituida por el papa Francisco con la firma de la Carta apostólica en forma de ‘Motu proprio’ “Aperuit illis” como uno de los frutos del Jubileo de la Misericordia.“Dedicar concretamente un domingo del Año litúrgico a la Palabra de Dios nos permite, sobre todo, hacer que la Iglesia reviva el gesto del Resucitado que abre también para nosotros el tesoro de su Palabra para que podamos anunciar por todo el mundo esta riqueza inagotable”, señala el pontífice.
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Vida Nueva repasa las tres claves básicas de este domingo en el que las comunidades cristianas están invitadas a hacer “crecer en el pueblo de Dios la familiaridad religiosa y asidua con la Sagrada Escritura”.
1. La lectio Divina
Francisco lanzó esta iniciativa tras recibir sugerencias de todo el mundo. Y es que destacaba al instituir este domingo que “ahora se ha convertido en una práctica común vivir momentos en los que la comunidad cristiana se centra en el gran valor que la Palabra de Dios ocupa en su existencia cotidiana. En las diferentes Iglesias locales hay una gran cantidad de iniciativas que hacen cada vez más accesible la Sagrada Escritura a los creyentes, para que se sientan agradecidos por un don tan grande, con el compromiso de vivirlo cada día y la responsabilidad de testimoniarlo con coherencia”.
La Lectio Divina es la práctica más consolidada en este sentido. La Conferencia Episcopal Española, desde el área de Pastoral Bíblica de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado invita a que esta jornada haga realidad el lema “La Palabra de Dios alimenta la vida”. Para ello, el biblista Francisco Julián Romero ha leaborado una serie de materiales en torno a este método para ayudar a leer la Palabra de Dios. “La Palabra es el alimento para la vida que precisamos en este caminar juntos como pueblo de Dios. Ella es como la sabia que en nuestro interior nos da ilusión, esperanza y deseo firme para seguir por el sendero de Dios y hacer presente su reino”, señala el experto.
Romero, ante los interrogantes que plantea la rutina diaria de la vida personal y eclesial, propone buscar la respuesta en la Palabra de Dios que es “la luz que resuelve sus dudas, que afianza sus convicciones, que responde a sus preguntas y que refuerza sus inquietudes”. Por ello, en sintonía con Benedicto XVI, san Agustín y el papa Francisco, propone “dejar un espacio a la Palabra de Dios en nuestro día a día y leer la Biblia entrablando una conversación con Dios, sabiendo que allí está el Señor para hablarnos y para revelarnos sus secretos más íntimos”.
2. Ministerios de la Palabra
Para este domingo se propone entronizar el leccionario, destacar la homilía y también se propone que “los obispos podrán celebrar el rito del Lectorado o confiar un ministerio similar para recordar la importancia de la proclamación de la Palabra de Dios en la liturgia”. Para Francisco “es fundamental que no falte ningún esfuerzo para que algunos fieles se preparen con una formación adecuada a ser verdaderos anunciadores de la Palabra, como sucede de manera ya habitual para los acólitos o los ministros extraordinarios de la Comunión”.
Al instituir esta jornada, el Papa anima que “los párrocos podrán encontrar el modo de entregar la Biblia, o uno de sus libros, a toda la asamblea, para resaltar la importancia de seguir en la vida diaria la lectura, la profundización y la oración con la Sagrada Escritura, con una particular consideración a la lectio divina”. “La Biblia no puede ser sólo patrimonio de algunos, y mucho menos una colección de libros para unos pocos privilegiados. Pertenece, en primer lugar, al pueblo convocado para escucharla y reconocerse en esa Palabra. A menudo se dan tendencias que intentan monopolizar el texto sagrado relegándolo a ciertos círculos o grupos escogidos. No puede ser así”, reclama Francisco.
3. Una jornada ecuménica
El Domingo de la Palabra de Dios coincide con la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Y es que, señalaba el Papa al convocar esta jornada, “celebrar el Domingo de la Palabra de Dios expresa un valor ecuménico, porque la Sagrada Escritura indica a los que se ponen en actitud de escucha el camino a seguir para llegar a una auténtica y sólida unidad”. Algo que se realiza en este tiempo “en el que estamos invitados a fortalecer los lazos con los judíos y a rezar por la unidad de los cristianos. No se trata de una mera coincidencia temporal”, advierte el pontífice. La oraciones ecuménicas que se organizan por todo el mundo en estos días tienen en los textos bíblicos un auténtico punto de encuentro y de partida para la oración común.