Un “error de edición en su anterior declaración”. Así ha justificado el secretario personal de Benedicto XVI, Georg Gänswein, a la Agencia Católica de Noticias (KNA) que el papa emérito hubiera negado su presencia en la reunión en la que, el 15 de enero de 1980, se decidió el destino de un cura acusado de abusos. Sí estuvo, tal como ha reconocido ahora, presente en ella. Y es que Joseph Ratzinger era, en aquel momento, arzobispo de Munich-Freising, diócesis a la que pertenecía el sacerdote.
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Todo comenzó la pasada semana con la publicación del informe de la archidiócesis de Múnich y Frisinga, encargado por el cardenal Reinhart Marx –al que también se menciona en el documento por una presunta omisión a la hora de actuar ante un posible caso de abusos sexuales–. Precisamente, el papa emérito se está leyendo el informe con detalle para ofrecer una declaración sosegada.
En el texto del estudio se menciona que Benedicto XVI no hizo nada ante, al menos, cuatro denuncias. “En un total de cuatro casos, llegamos a la conclusión de que el entonces arzobispo puede ser acusado de omisión”, afirmó Martin Pusch, uno de los autores del informe presentado el 20 de enero en rueda de prensa. En él se documentan, a lo largo de sus más de 1.000 páginas, al menos 497 víctimas de abusos entre 1945 y 2019, en su mayoría niños. Así, advierten que puede haber más casos no denunciados.
Por su parte, el papa emérito habría enviado a los investigadores de Múnich un texto de 82 folios en el que justificaba su inocencia y alababa la investigación. Sin embargo, hoy se ha retractado por un “error” en la edición de su declaración acerca de una de las reuniones citadas por el informe. Un fallo, sin embargo, que “no fue cometido a mala fe”, tal como ha explicado Gänswein, sino que es “resultado de un error en el procesamiento editorial de su declaración”. “Él está muy arrepentido por esto y se disculpa”, ha aseverado el secretario de Benedicto XVI.
“No se tomó ninguna decisión”
“En todos los casos, Benedicto XVI niega contundentemente haber cometido delito alguno”, señalaba Pusch en la presentación del informe. Asimismo, señalaba que el papa emérito alegaba “falta de conocimiento de los hechos”. Sin embargo, el equipo encargado del estudio consideraba “poco creíble” las excusas de Ratzinger, y señalan que el entonces arzobispo de Múnich no tuvo “ningún interés reconocible” en actuar frente a ellos.
Los abogados se refieren en concreto al caso del cura identificado como Peter H., quien, en 1980, fue trasladado del obispado de Essen al de Múnich tras haber sido acusado de pedófilo, y allí siguió cometiendo abusos. Y es precisamente el hecho de que Benedicto XVI no estuviera presente en el momento en el que se decidió el traslado lo que los expertos ven “poco creíble”.
En cuanto a la reunión del 15 de enero de 1980, por la que, de facto, se trasladó al sacerdote, Benedicto XVI sí estuvo presente en ella. Solo que, según ha explicado, en aquel encuentro “no se tomó ninguna decisión” sobre el destino del sacerdote en cuestión, si no que, en aquel momento, se trataba de “permitir su alojamiento” en Múnich mientras recibía tratamiento terapéutico.