“De común acuerdo, hemos decidido interrumpir nuestra relación matrimonial. El compromiso con nuestros hijos permanece intacto.Dado que es una decisión de ámbito privado, pedimos el máximo respeto a todos los que nos rodean. Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin“. Con este escueto comunicado anunciaban hoy la infanta Cristina e Ikañi Urdangarin su decisión de poner fin a su matrimonio después de varios días de especulaciones sobre el estado de su relación.
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“Vuestro amor y vuestra unión ante Dios constituyen un punto de referencia para muchas familias“, decía Ricard Maria Carles, arzobispo de Barcelona, durante su homilía en la celebración de la boda el 4 de octubre de 1997 en la catedral de la Ciudad Condal.
“Cuando Dios buscó una forma de amor humano, que expresara más adecuadamente el amor que nos tiene, escogió el amor de los esposos”, subrayaba el arzobispo, ya fallecido. “Si de todos los casados Dios espera este signo de amor“, señalaba, “no es atrevido pensar que para vosotros esta responsabilidad es más grande por el lugar que ocupáis en nuestra sociedad. Sea siempre bien visible vuestro amor ante Dios y ante los hombres”.
Recuerdo a los necesitados
Asimismo, el arzobispo apuntaba que “una muestra de la semejanza de vuestro amor y el amor de Dios es que al ser el suyo un amor fiel, sin fisuras, el amor de los esposos también lo es hasta la eternidad”. “Gozosamente habéis pasado del no querer vivir el uno sin el otro al no querer vivir el uno sin el otro. El hecho de que libremente hayáis llegado a esta situación de no retorno en el amor es, además de una muestra de la gracia de Dios, la mejor garantía de vuestra fidelidad”, añadía. Además, el prelado les deseaba que “Dios haga que nunca olvidéis que, al amaros, estáis amando en el otro un don de Dios. La más clara prueba, para vosotros, de la bondad de Dios”.
Finalmente, el Carles alababa el “favor y simpatía” que la pareja despertaba en el pueblo español y, especialmente, en la ciudad de Barcelona, de la que la infanta decía “sentirse ciudadana”. “Deseo que no perdáis, alteza e Iñaki, esta sencillez”, apuntaba.
Además, el arzobispo recordó en aquella homilía a los más necesitados. “No podemos permanecer ajenos al drama de tantas familias que pasan penurias económicas a causa de un injusto reparto de la riqueza”, afirmaba. “En nuestra diócesis son muchos, demasiados, los que viven bajo el umbral de la pobreza”.
Ante todo ello, Carles aseveraba que “la Iglesia y el mundo necesitan hogares como el vuestro, que sean faros auténticos del amor y que hagan frente al desamor, a la agresividad y al desinterés por las necesidades ajenas. Os pido, pues, que seáis sensibles a esta realidad”.