“Toda guerra es una vergüenza y nunca puede ser una forma adecuada de resolver los problemas internacionales. Siempre es una derrota para la humanidad”. Así de rotundos se muestran los obispos de Ucrania, quienes, en estas horas tensas con Rusia, que mantiene rodeada con tropas su frontera, han hecho público un comunicado conjunto de condena junto a la Conferencia Episcopal de Polonia.
Ante “la creciente presión de Rusia contra Ucrania, en cuyas fronteras hay armas y personal militar de Moscú”, las dos conferencias episcopales deploran cómo Rusia “viola la soberanía nacional y la integridad territorial de Ucrania”, y no “respeta las normas vigentes del derecho internacional”.
En este sentido, los pastores ucranianos y polacos creen que aún se está a tiempo de que “se retiren inmediatamente los ultimátums”, apelando a los “acuerdos” y no al “uso de armas”. Una tarea conciliadora en la que debe comprometerse con todas sus fuerzas la comunidad internacional, que “debe unir sus esfuerzos en solidaridad y apoyar activamente a la sociedad amenazada de todas las formas posibles”.
Más allá del ámbito ucraniano, los obispos entienden que la crisis supone “una gran amenaza para los países de Europa Central y Oriental y para todo el continente europeo”, lo que “podría destruir el legado de muchas generaciones que construyeron el orden pacífico y la unidad en Europa”.
Una situación que, tristemente, recuerda a otras etapas históricas marcadas por la convulsión y la incapacidad para llegar a acuerdos: “Los regímenes totalitarios del siglo XX trajeron experiencias trágicas de guerras y terror político al mundo, ignorando la autoridad de Dios”. Y es que, como recuerda ‘Gaudium et Spes’, la guerra “es un crimen contra Dios y contra la humanidad misma”.
Por ello, ese compromiso con la paz debe aunar a todos los cristianos, tanto “los de tradición oriental y occidental”, trabajando juntos por “la plena responsabilidad por el presente y el futuro de nuestro continente y la voluntad de sacrificio en defensa de la comunidad familiar, nacional y estatal”.
Este martes 25 de enero, también a través de Vatican News, ha levantado su voz el nuncio en Ucrania, Visvaldas Kulbokas. En una entrevista con el medio vaticano, el representante papal apela a la diplomacia. Y es que es consciente de que la situación está enquistada desde 2014, dando lugar a “una guerra que dura desde hace ocho años en las regiones orientales del país”, tras el apoyo de Moscú a que se independicen de Kiev.
Desde entonces, “hay quienes han perdido a sus seres queridos”, habiendo otros que “han perdido su salud, su casa, su trabajo”. De ahí que, aunque “todo esto ha hecho a los ucranianos más fuertes ante las dificultades”, el posible empeoramiento del conflicto “se vive con más coraje”.
También hoy ha trascendido que la jornada de oración por la paz en Ucrania, que se celebrará mañana, 26 de enero, en todo el mundo tras ser convocada por el papa Francisco en el ángelus del pasado domingo, tendrá su representación pública en el Vaticano. Será el secretario de la Santa Sede para las Relaciones con los Estados, Paul Richard Gallagher, quien presida una oración organizada por la Comunidad de Sant’Egidio y que se celebrará en su sede romana, en la plaza de Santa Maria Trastevere.