“Era como hablar con un amigo”, ha apuntado la madre de esta familia que, desde 2003, acoge a niños abandonados al nacer
El pasado domingo, 23 de enero, el corazón de Caterina dio un vuelco al descolgar una llamada de un número oculto en su móvil. “Hola, soy el papa Francisco”, escuchó al otro lado del auricular. Solo pudo responder “¡Oh Dios mío!”, a lo que él dijo: “No, no mamma mia… ¡Soy realmente el Papa Francisco!”. Así relata La Stampa esta llamada que hizo el Papa, de modo personal, a Caterina y su familia, quienes han acogido a dos niños con discapacidad intelectual.
“Hace unos días”, ha explicado Caterina, “una pareja que conocemos nos dijo que irían a encontrarse con el Papa y nos propusieron que le escribiéramos una carta que luego se la entregarían”. Los amigos de Caterina tienen una hija con una discapacidad severa. “Nos conocimos porque también tenemos una niña con discapacidad, Giorgia, a quien acogimos cuando tenía ocho meses y ahora tiene 11 años”, explica.
En la carta que le enviaron a Francisco, Caterina escribió por Giorgia. “No camino, no hablo con la voz, pero me comunico con los ojos. Tengo una implante coclear que me hace escuchar la música, que me apasiona, y las voces de mis seres queridos y amigos. En este último año tuve que operarme porque tuve una luxación en la cadera y sufrí mucho, pero gracias a Dios ya estoy mejor”.
Además, la carta hablaba de los dos hijos naturales de la pareja, de 19 y 22 años, y de Marcel, un “niño grande de 26 años con autismo” y su gran fe. Junto a la carta, Caterina incluyó una foto en la que Giorgia y Marcel están viendo el ángelus del papa Francisco en la televisión. También había añadido su número de móvil, “pero no esperaba que realmente me llamara, e incluso después de solo dos días desde que nuestros conocidos le dieron nuestro escrito”.
Caterina ha señalado que, durante la llamada, Francisco le preguntó cómo estaban Giorgia y Marcel. “Era como hablar con un amigo“, ha apuntado, subrayando que el Papa “quería saber más detalles de sus historias”.
Por otro lado, el Papa agradeció a Caterina su labor con los niños. Y es que, desde 2003, Caterina y su marido mantienen su familia abierta a la acogida. Desde 2019, Caterina es un referente del proyecto ‘Llévame a casa’ que tiene como objetivo sensibilizar a las familias sobre la acogida de menores abandonados al nacer.