Francisco en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos: “Necesitamos cambiar de ruta”

Para este “cambio de rumbo”, Francisco ha puesto el ejemplo de los Magos de Oriente: “Anhelemos y caminemos juntos, apoyándonos recíprocamente, como lo hicieron ellos”

papa francisco

“Como Saulo antes de encontrarse con Cristo, también nosotros necesitamos cambiar de ruta, invertir el rumbo de nuestros hábitos y de nuestros intereses para encontrar la senda que el Señor nos muestra, el camino de la humildad, de la fraternidad, de la adoración”. El papa Francisco ha celebrado hoy en el Vaticano las Segundas Vísperas de la Solemnidad de la Conversión de San Pablo Apóstol, cuando está por concluir la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.



Durante su homilía, el Papa ha animado a inspirarse para este “cambio de rumbo” en el ejemplo de los Magos de Oriente. “Anhelemos y caminemos juntos, apoyándonos recíprocamente, como lo hicieron los Magos”, ha dicho Francisco. “La tradición nos los ha descrito frecuentemente vestidos con trajes diferentes, para simbolizar pueblos diversos”, por ello, “en los Magos podemos ver reflejadas nuestras diferencias, las distintas tradiciones y experiencias cristianas, pero también nuestra unidad, que nace del mismo deseo: mirar al cielo y caminar juntos en la tierra”.

Asimismo, el Papa ha señalado que “el oriente nos hace pensar también en los cristianos que viven en varias regiones diezmadas por la guerra y la violencia”. Por ello, Francisco ha recordado de forma especial a “estos hermanos y hermanas nuestros tienen muchos desafíos difíciles que afrontar y, sin embargo, con su testimonio nos dan esperanza, nos recuerdan que la estrella de Cristo sigue brillando en las tinieblas y no se apaga”.

La estrella de Belén

En cuanto al paso de los Magos por Jerusalén, el Papa ha apuntado que, en la ciudad santa, “en vez de ver reflejada la luz de la estrella, experimentan la resistencia de las fuerzas oscuras del mundo”. “No es sólo Herodes el que se siente amenazado por la novedad de una realeza distinta de la corrompida por el poder mundano, es toda Jerusalén la que se turba por el anuncio de los Magos”, ha explicado Francisco.

Del mismo modo, el Papa ha advertido que “incluso en nuestro camino hacia la unidad podemos estancarnos por la misma razón que paralizó a aquella gente: la conmoción, el miedo”. “Es el temor a la novedad, que sacude los hábitos y las seguridades adquiridas”, ha añadido, subrayando que es este precisamente “el miedo que vive en el corazón del hombre y del que el Señor Resucitado quiere liberarnos“. “No temamos anteponer al hermano a nuestros miedos, porque el Señor quiere que confiemos los unos en los otros y que caminemos juntos, a pesar de nuestras debilidades y nuestros pecados, a pesar de los errores del pasado y las heridas recíprocas”, ha aseverado.

Además, el Papa ha recordado que en Jerusalén los Magos descubren el camino hacia Belén, “y son los sacerdotes y los escribas quienes, escrutando las Escrituras, dan la indicación”. De esta manera, “los Magos encuentran a Jesús no solo gracias a la estrella, que entretanto había desaparecido; sino también a la Palabra de Dios. Tampoco nosotros, los cristianos, podemos llegar al Señor sin su Palabra viva y eficaz, que fue dada a todo el Pueblo de Dios para ser recibida, para orar con ella y meditarla juntos”.

Adoración y unidad

Por último, al llegar a Belén, los Magos “entran en la casa, se postran y adoran al Niño. Así es como termina su viaje: juntos, en la misma casa, en adoración. También para nosotros la unidad plena, ese estar en la misma casa, sólo puede realizarse si adoramos al Señor. Queridos hermanos y hermanas, la etapa decisiva del camino hacia la plena comunión requiere de una oración más intensa y de la adoración de Dios”.

Pero, además, “los Magos nos recuerdan entonces que para adorar hay un paso que dar: es necesario postrarse”. De esta manera, Francisco ha recalcado cuántas veces “el orgullo ha sido el verdadero obstáculo para la comunión”. “Los Magos tuvieron el valor de dejar en casa prestigio y reputación, para abajarse en la pobre casita de Belén; fue así como se llenaron de una inmensa alegría”, ha subrayado.

Finalmente, el Papa ha reflexionado acerca de la simbología de los presentes que llevaron los Magos ante Jesús. “Los dones de los Magos simbolizan lo que el Señor quiere recibir de nosotros”, ha explicado. Por ello, “a Dios hay ofrecerle el oro, el elemento más valioso, es decir, se le da el primer lugar. Es a Él a quien debemos mirar, no a nosotros; a su voluntad, no a la nuestra; a sus caminos, no a los nuestros. Y si el Señor está realmente en el primer lugar, entonces nuestras opciones, incluso las eclesiásticas, ya no pueden basarse en las políticas del mundo, sino en los deseos de Dios”.

Después está el incienso, “que nos recuerda la importancia de la oración, que sube a Dios como perfume agradable. No nos cansemos, pues, de rezar los unos por los otros y los unos con los otros”. Y, por último, la mirra, “que se usará para honrar el cuerpo de Jesús depuesto de la cruz, nos recuerda la necesidad de cuidar la carne sufriente del Señor, desgarrada en los miembros de los pobres. Sirvamos a los necesitados, sirvamos juntos a Jesús sufriente”.

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