Ya se adelantó en diciembre. El Gobierno de Sánchez tenía un nuevo destino planeado para Isabel Celaá: ser la nueva embajadora de España cerca de la Santa Sede. Ayer, 25 de enero, el Consejo de Ministros aprobó el decreto por el que se nombraba a la exministra de Educación, que sustituirá a Carmen de la Peña Corcuera, que lleva tres años de presencia en Roma.
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Como ha podido saber Vida Nueva, el Vaticano dio el plácet a la política socialista el 21 de enero, tardando más de un mes en aceptarse, pues la petición lanzada por el Gobierno llegó al Vaticano el 7 de diciembre.
Este espacio de tiempo, más largo de lo normal, está relacionado con las vacaciones navideñas y, según una fuente consultada, puede leerse como un toque de atención diplomático por haber aireado el nombramiento antes de ejecutarse.
La ministra con una ley bajo el brazo
Católica confesa, Celaá llega a Roma tras poner nombre a una ley de educación que nacía con polémica y sin el ‘plácet’ de la escuela católica, que, sin embargo, ha mostrado estar a la altura y ha ofrecido un alabado nuevo currículo de Religión.
La que fuera portavoz del Gobierno de coalición llegará a Roma tras un nombramiento que estaría promovido directamente por el presidente del Gobierno. De hecho, se lee como una compensación del propio Pedro Sánchez a la que fuera una de las personas de confianza de su Ejecutivo, y que tuvo que ‘sacrificar’ el pasado verano en la remodelación de Moncloa. Una deuda con la persona que sacó adelante la reforma educativa, una de las principales señas de identidad de la legislatura socialista.