África

Los militares se hacen con el poder en Burkina Faso ante el auge de la violencia yihadista

  • El presidente, Roch Marc Christian Kaboré, permanece detenido por los golpistas desde el 24 de enero
  • Según estadísticas oficiales, en el país hay repartidos más de un millón y medios de desplazados internos





Se viven horas tensas en Burkina Faso desde que, este lunes 24 de enero, un golpe militar encabezado por el autodenominado Movimiento Patriótico de Salvaguardia y Restauración se hiciera con el poder, destituyendo al jefe de Estado, Roch Marc Christian Kaboré, quien continúa detenido por los amotinados junto a varios miembros de su Ejecutivo. En este contexto de incertidumbre, emerge la figura del teniente coronel Paul-Henri Damiba, hombre fuerte del golpe y quien, de triunfar este, podría postularse como próximo líder burkinés.



Según manifestaron los militares en una declaración televisiva al conjunto de la nación, lo que les ha llevado a la acción contra el Gobierno de Kaboré es su supuesta incapacidad para asegurar la estabilidad y la seguridad ciudadanas, percibiendo cómo la situación se ha ido “degradando” y el Estado ha sido incapaz de “unir” a los burkineses. En este sentido, según las últimas estadísticas oficiales, en el país hay repartidos más de un millón y medios de desplazados internos, víctimas en su gran mayoría de la violencia ocasionada por grupos incontrolados.

Promesa frustrada

Precisamente, cuando Kaboré llegó al poder, en 2015, lo hizo con la promesa principal de que pacificaría el país y acabaría con los distintos colectivos terroristas que aterrorizan a la población. En este sentido, el impacto de distintos atentados yihadistas ha hecho mucha mella en una ciudadanía ya agotada y desesperanzada. Con la reelección electoral del presidente en 2020 parecía que se le daba un voto de confianza, pero lo cierto es que, en las últimas fechas, se multiplicaban las manifestaciones en las que se exigía la dimisión del Gobierno.

Como destaca Vatican News, este golpe en Burkina Faso se suma a los que se han producido recientemente en Chad y Malí, donde los militares también se han hecho con el poder con la promesa principal de combatir firmemente a los yihadistas, que cada vez tienen más fuerza en el conjunto del Sahel africano. A nivel internacional, la condena ha sido rotunda, rechazando el golpe y exigiendo la libertad de Kaboré desde la Unión Europea hasta la ONU.

Lejos de su hogar

En declaraciones a la agencia vaticana, el religioso Ludovic Tougouma, de la comunidad misionera de Villaregia, en Uagadugú, señaló que, “durante mucho tiempo, el ejército y la población han sentido que el Gobierno es incapaz de gestionar la seguridad”. Una situación que, fundamentalmente, han padecido los obligados a dejar sus hogares: “El problema de los desplazados es importante, tanto para nosotros, que los recibimos de los estados vecinos, como para los que han dejado esta tierra y no tener la posibilidad de volver a ella”.

Finalmente, para Touguma, el papel de la Iglesia local se antoja crucial a la hora de unir a la población y llamar a la paz: “Exhortarnos a estar unidos porque, aunque haya diferencias, la inseguridad es un enemigo común y, por eso, el llamado que lanzamos, incluso en nuestros sermones, es a dejar de lado lo que nos divide y luchar juntos contra la ausencia de paz, que perjudica a todos”.

Llamada a la paz

Tal y como recoge La Croix, el conjunto de confesiones religiosas (tanto cristianas como islámicas) siguen esta senda de concordia y llaman a la paz. Así lo manifiesta la religiosa Marie Kaboré: “Entre los golpistas hay cristianos. En el poder, junto al presidente Kaboré, también hay cristianos. La Iglesia es para todos y su mensaje es para cada uno de nosotros”. Para el sacerdote Jean-Gilbert Guiguemdé, “cualquiera que sea el régimen político, el pueblo quiere felicidad y paz. Eso es lo más importante y por lo que rezaremos”.

“Solo tenemos un país -concluye el pastor evangélico Marcuse Traoré-. Tenemos la obligación de ponernos de acuerdo para salvar este país. Es Dios quien nos dio esta tierra y debemos amarla y desarrollarla en paz”.

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Etiquetas: Burkina Faso
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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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