Ucrania “merece la paz”. En la jornada de oración por la paz en este país de Europa oriental, convocada este miércoles ante la escalada de tensión militar con Rusia, el papa Francisco invitó a los fieles a “pedir con insistencia al Señor que esa tierra pueda ver florecer la fraternidad y superar heridas, miedos y divisiones”. El Pontífice dejó este mensaje en la parte final de la audiencia general que presidió en el Aula Pablo VI del Vaticano.
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Más de cinco millones de ucranianos murieron a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, recordó Jorge Mario Bergoglio, mostrando su deseo de que las oraciones de esta jornada por la paz “toquen las mentes y los corazones de los responsables en la tierra, para que hagan prevalecer el diálogo y el bien de todos frente a los intereses partidistas. Por favor, nunca la guerra”.
También destacó el Papa que mañana se celebra la Jornada Internacional de la Memoria de las Víctimas del Holocausto. “Es necesario recordar el exterminio de millones de judíos y personas de diversas nacionalidades y fe religiosas”, pidió, clamando para que no se repita esta “indecible crueldad”. Por ello hizo un llamamiento a los educadores y a las familias para que “favorezcan en las nuevas generaciones la conciencia del horror de esta página negra de la historia”. Nunca debe ser olvidada para poder construir “un futuro en el que la dignidad humana no sea pisoteada”.
Un problema en un ligamento
Al final de la audiencia, Francisco confesó que sigue con dificultades para moverse. “Hoy no podré ir entre vosotros para saludaros porque tengo un problema en la pierna derecha, en la rodilla, se ha inflamado un ligamento”, les dijo a los fieles de la primera fila, donde suelen situarse los minusválidos y los enfermos. “Es una cosa pasajera, dicen que esto solo les pasa a los viejos y no sé por qué me ha venido a mí”, bromeó. Sus palabras fueron respondidas por un aplauso por parte de las personas congregadas en el Aula Pablo VI.
En su catequesis, el obispo de Roma continuó con la figura de san José, deteniéndose en esta ocasión en sus sueños. “El sueño simboliza la vida espiritual de cada uno de nosotros, ese espacio interior que cada uno está llamado a cultivar y custodiar, donde Dios se manifiesta y a menudo nos habla”, dijo. Ante las situaciones de la vida que “no comprendemos y parece que no tienen solución”, invitó a rezar, lo que en esos momentos “significa dejar que el Señor nos indique cuál es la cosa justa para hacer”.
“Muy a menudo es la oración la que hace nacer en nosotros la intuición de la salida”, destacó Bergoglio, asegurando a continuación que “el Señor nunca permite un problema sin darnos la ayuda necesaria para afrontarlo”. También ante el miedo, que “forma parte de la vida”, hace falta la oración. “Dios no nos promete que nunca tendremos miedo, sino que, con su ayuda, este no será el criterio de nuestras decisiones. El poder de la oración hace entrar la luz en las situaciones de oscuridad”.
