“Confiad en la gente, escuchad a las personas, facilitad la posibilidad de dar voz al silencio…”. Son palabras del psiquiatra infantil Pedro Strecht, coordinador de la Comisión Independiente para el Estudio de los Abusos Sexuales en la Iglesia Portuguesa, a Vida Nueva, sugiriendo que esa debería ser la actitud de la Iglesia en España sobre el tema, tras la decisión adoptada en diciembre por sus vecinos, los obispos portugueses.
Esta Comisión comenzó a trabajar a principios de enero, después de que la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) designara a su coordinador el 30 de noviembre. Una semana después de su presentación pública, la Comisión anunció que ya había superado los cien testimonios de abusos validados.
“Hemos vivido realidades similares: los dos somos países latinos, los dos hemos vivido bajo dictaduras durante muchos años, de las que nos hemos liberado históricamente hace muy poco”, explica Strecht sobre el contexto de Portugal y España. “Tuvimos décadas de bolsas de pobreza y desprotección, en las que era la Iglesia la que acogía a los más jóvenes, que, además, necesitaban más apoyo y cariño”, analiza.
La presentación pública de la Comisión, el 10 de enero en Lisboa, estuvo marcada por el llamamiento a las posibles víctimas a que pierdan el miedo y superen la difícil experiencia de revivir historias que querían olvidar para siempre. “La Comisión –dijo Strecht ese día– existe para estar al lado de las personas, con total disponibilidad para escucharlas, una por una, porque todas cuentan”. El propio coordinador destacó que los obispos han garantizado “total autonomía y total confianza” al grupo, integrado por seis reconocidas personalidades de la vida pública portuguesa, que deberá elaborar un primer informe a finales de 2022.