Actuar desde la pastoral, con misericordia, amor y comprensión, ante aquellos que están “sufriendo el fracaso en su vida matrimonial”. A esto es a lo que ha instado hoy el papa Francisco a los miembros del Tribunal de la Rota, a quienes ha recibido en el Vaticano con motivo de la inauguración del Año Judicial.
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El Papa ha comenzado su discurso reflexionando acerca de cómo el camino sinodal en el que se encuentra inmersa la Iglesia “interpela también este encuentro, porque implica también al poder judicial y a vuestra misión al servicio de las familias, especialmente de las heridas, necesitadas del bálsamo de la misericordia”.
“El trabajo sinodal, en efecto”, ha continuado Francisco, “aunque no sea de naturaleza estrictamente procesal, debe sin embargo ser puesto en diálogo con la actividad judicial, a fin de favorecer un replanteamiento más general de la importancia que la experiencia del proceso canónico tiene para la vida de la fieles que vivieron un fracaso matrimonial y, al mismo tiempo, por la armonía de las relaciones en el seno de la comunidad eclesial”.
Escucha y discernimiento
Por ello, el Papa ha subrayado que, durante este proceso, “todos los participantes están llamados a contribuir a un mismo fin, el de hacer brillar la verdad sobre una unión concreta entre un hombre y una mujer, llegando a la conclusión de si existe o no un verdadero matrimonio entre ellos”.
Es precisamente de esta manera como se entiende que “la declaración de nulidad no debe presentarse como si fuera el único objetivo a lograr frente a una crisis matrimonial“. “Al considerar la posible nulidad, es necesario hacer reflexionar a los fieles sobre las razones que los mueven a solicitar la declaración de nulidad del consentimiento matrimonial, favoreciendo así una actitud de aceptación de la sentencia definitiva, aunque no corresponda a la propia convicción”, ha explicado Francisco. “Sólo así los procesos de nulidad son expresión de un acompañamiento pastoral eficaz de los fieles en sus crisis conyugales, lo que significa escuchar al Espíritu Santo que habla en la historia concreta de las personas”, ha aseverado.
Además, ha recordado sinodalidad en los procesos “implica un ejercicio constante de escucha”. Y es que, también en este área “necesitamos aprender a escuchar“. Por eso, ha animado a hacer un proceso de empatía: “es necesario comprender la visión y las razones del otro, casi identificarse con el otro”. “Las respuestas estándar a los problemas concretos de las personas individuales son perjudiciales. Cada uno de ellos, con su experiencia a menudo marcada por el dolor, constituye para el juez eclesiástico la ‘periferia existencial’ concreta de la que debe partir toda acción judicial pastoral”, ha apuntado.
Asimismo, el Papa ha recalcado que “otro aspecto de la sinodalidad de los procesos es el discernimiento“. Un discernimiento que “no es fácil” y que se basa en “el caminar juntos y la escucha, y que nos permite leer la situación concreta del matrimonio a la luz de la Palabra de Dios y del Magisterio de la Iglesia”.