La entrega al papa Francisco, de forma directa, del informe elaborado por el diario El País sobre 251 casos de abusos sexuales sufridos en el seno de la Iglesia católica española ha despertado un maremagnum de reacciones en la sociedad y, también, en la política. Y, como consecuencia, la petición de varios grupos parlamentarios de creación de una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados sobre los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia católica de nuestro país y que surge, además, justo después de que el Vaticano pidiese la investigación de estos casos por parte del clero y las congregaciones españolas. “La Conferencia Episcopal Española, mientras tanto, sigue sin estar a la altura”, escribe el socialista Eduardo Madina en El País.
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Madina ha alabado en su artículo, titulado ‘Abusos sexuales en la Iglesia española: el fin del silencio’, la postura decidida del papa Francisco desde el inicio de su pontificado en este sentido. Una actitud que, sin embargo, hecha en falta por parte del episcopado español.
“La extraordinaria anomalía de silencio que, durante décadas, se ha extendido en nuestro país sobre las gravísimas experiencias sufridas por personas anónimas, muchas de ellas hoy ya de edad muy avanzada, parece haberse encontrado con una posición enormemente relevante y valiente por parte del papa Francisco“, escribe Madina. “A diferencia de otros países en los que la Iglesia había ordenado investigaciones independientes, España continuaba bajo la receta aplicada por parte de la Conferencia Episcopal; no darse por aludida, no colaborar en la investigación de las denuncias presentadas, dejar solas a las órdenes religiosas en el esclarecimiento de los casos, mirar para otro lado y salir corriendo lo más lejos posible de una verdad terrible: hay casi mil víctimas de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia católica, con decenas de órdenes religiosas afectadas y con decenas de diócesis implicadas”.
Las opciones de la Iglesia
Además, el político subraya la postura de Francisco en comparación con la de otros papas: “No sorprende el respaldo del papa Francisco, siempre explícito y contundente en la condena de estas prácticas en todos y cada uno de los países en los que han sucedido en el interior de la Iglesia. A diferencia de algunos de sus predecesores ha sido claro desde el mismo inicio de su pontificado. También ahora, cuando se muestra decidido al esclarecimiento de estas prácticas que, en el caso de España, abarcan un periodo de más de 70 años”.
Sin embargo, Madina considera que el papel del Vaticano contrasta, “de manera evidente”, con el que “está jugando la Conferencia Episcopal que no se da por aludida, sino que opta por remitir toda responsabilidad a las órdenes religiosas afectadas”. Asimismo, critica que la Conferencia Episcopal se ha mostrado “displicente con las informaciones presentadas sobre los múltiples casos que están siendo denunciados y finalmente, a la defensiva en sus comunicaciones públicas y en contraste claro con la posición que la Iglesia Católica ha mostrado en otros países ante asuntos de similar naturaleza en estos últimos años”.
“Lo cierto es que, ante la enorme gravedad de los casos”, continúa el político, “la jerarquía católica no tendría tan difícil actuar bien. Podría anunciar, en primer lugar, que hace suya y colabora de manera decidida con la decisión tomada por parte del papa Francisco”. De esta manera, subraya que la Iglesia española “podría anunciar que, ante la necesidad de que estos hechos se investiguen, opta por hacerse cargo de manera decidida de la investigación o que la deriva a una comisión independiente, tal y como ha hecho la Iglesia en países como Estados Unidos, Francia o Alemania ante testimonios de víctimas similares a los que se están conociendo en España”.
“Podría salir, así, del discurso público de negación de la evidencia y cierre de filas en el que lleva instalada demasiado tiempo”, concluye. “Podría optar por un discurso ejemplarizante que elevara a categoría de prioridad el dolor de las víctimas, que demostrara con el ejemplo que, por una vez, tiene el reloj en hora con la sociedad española abriéndose al esclarecimiento completo y definitivo de todos los casos que hayan podido darse durante todos estos años y llevarlo hasta las últimas consecuencias”.