Entrevistas

Ana Medina: “La poesía me ayuda a caminar por el silencio”





Obligada a desplazarse a Madrid por trabajo desde su Málaga natal, la periodista Ana Medina encontró en esos trayectos de ida y vuelta en AVE “un lugar privilegiado de quietud y escucha” donde sustraerse de la alta velocidad que amenaza con hacernos descarrilar. Fueron horas en las que tuvo tiempo de echarse una cabezadita, pero también de pensar… y de escribir. Y decidió compartir en redes sociales sus “conversaciones” con Dios. Ahora, aquellos poemas “escritos de tú a Tú” viajan como ella en el ‘Vagón silencio’ (PPC) convertidos en ‘Oraciones desde el tren’, para acompañar al lector en el camino de la vida con mirada profunda y verso luminoso.



PREGUNTA.- ¿Ha perdido muchos trenes en su vida?

RESPUESTA.- Una vez estuve a punto de subirme en el equivocado. Era muy temprano y me confundí de “orilla”. Me di cuenta a tiempo, aunque solo habría llegado más tarde porque ambos iban al mismo destino… Puede servir la metáfora. Nunca me ha preocupado correr, sino estar allí donde, como y cuando Dios quiere que esté. Estorbarle poco, en menos palabras.

P.- ¿El silencio es un buen compañero de viaje o puede resultar molesto?

R.- Para mí es el mejor. Me obliga a pararme, a mirar. Y en ese paréntesis, surge tu voz verdadera, bajas de la mente al corazón, del querer y del temer al ser. Tiene un increíble poder transformador en mi vida, aunque no lo frecuente tanto como me gustaría. El tren, para mí, vino a posibilitar ese espacio privilegiado.

La verdad de cada instante

P.- “Déjate ser el silencio”, escribe en uno de sus poemas. ¿Cómo lo consigue en medio del “océano de ruido” que surcamos a diario?

R.- Con lucha, como todos, imagino. La poesía me ayuda a caminar por el silencio. A no buscar razones o expresar teorías, sino a escuchar la verdad que me trae cada instante. El ruido que nos rodea lo fabricamos nosotros mismos para no llegar a ese lugar donde sobra todo, a ese espacio único en el que emerge la Palabra y somos capaces de oírla. El silencio nos habla directamente, sin rodeos, de quiénes somos.

P.- Su ‘Vagón silencio’ está concebido como un diálogo con Alguien cuyo “idioma” es el silencio. ¿La oración tiene algo de paradoja?

R.- Es la expresión de un alma que “anda en amor”. Como los enamorados que se preguntan constantemente “¿me quieres?” por el mero gozo de escucharlo de nuevo. El amor de Dios es incombustible, pero nosotros necesitamos experimentarlo diariamente, darnos cuenta. Y como en toda historia de amor, también hay vértigo, miedo, asombro y hallazgo. Todo eso aparece en estos poemas, que están escritos de tú a Tú. (…)

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