“La fe pasa por aquí: disposición y humildad”, por “no rechazar los caminos de Dios y sus profetas; fueron dóciles, no rígidos y cerrados”, destaca el Papa
El papa Francisco se ha unido a los fieles de la Plaza de San Pedro para la oración del ángelus. En este domingo, entre los peregrinos que han acudido a la cita semanal han estado los niños de la Acción Católica de la Diócesis de Roma que celebran su tradicional “Caravana de la Paz” y han sido los propios integrantes de esta iniciativa quienes han organizado un acto en la propia plaza.
Además, el pontífice ha recordado que este 30 de enero se celebra la Jornada Mundial de los enfermos de lepra, a quienes mostró su cercanía y asistencia sanitaria y espiritual para la integración de las personas que sufren una mayor discriminación. También, destacó que el 1 de febrero algunas regiones celebran el inicio del nuevo año lunar, an que pidió paz y serenidad para todas las familias, especialmente a aquellas que no se podrán unir con motivo de la pandemia.
También saludó a los salesianos y salesianas “que tanto bien hacen a la Iglesia” en la víspera de San Juan Bosco, “padre y maestro de la juventud que no se encerró en la sacristía y salió a las calles al encuentro de los jóvenes”. El pontífice confesó que había seguido la misa por televisión desde la casa madre de la congregación en Turín.
Comentando el evangelio de Jesús en la sinagoga de Nazaret (cf. Lc 4, 21-30) y el rechazo a Jesús por parte de sus vecinos, el Papa señaló que “el fracaso para Jesús no fue del todo inesperado”. Ante el fracaso, recalcó Francisco Dios “no retrocede, no pone frenos a su amor”. Es, prosiguió, como “aquellos padres que son conscientes de la ingratitud de sus hijos, pero no dejan de amarlos y hacerles el bien. Dios es así, pero a un nivel mucho más alto. Y hoy también nos invita a creer en el bien, a no dejar piedra sin mover para hacer el bien”.
“La hostilidad hacia Jesús por parte de ‘los suyos’ nos provoca: ellos no fueron acogedores, ¿lo fuimos nosotros? Para comprobarlo, veamos los modelos de acogida que propone Jesús hoy”, apuntó el pontífice haciendo relación a las menciones del evangelio a dos extranjeros del Antiguo Testamento: una viuda de Sarepta de Sidón y Naamán, el sirio. “La viuda y Naamán, en definitiva, aceptaron por voluntad y humildad. La fe pasa por aquí: disposición y humildad. La viuda y Naamán no rechazaron los caminos de Dios y sus profetas; fueron dóciles, no rígidos y cerrados”, destacó.
Para el Papa, “Jesús también sigue el camino de los profetas: se presenta como no lo esperaríamos. No lo encuentran quienes buscan milagros, sensaciones nuevas, una fe hecha de poder y signos externos. En cambio, lo encuentran quienes aceptan sus formas y sus desafíos, sin quejas, sin sospechas, sin críticas y sin caras largas”. Francisco interpeló a los fieles diciendo que “Jesús te pide que lo acojas en la realidad cotidiana que vives; en la Iglesia de hoy, tal como es; en los que están cerca de ti cada día; en la realidad de los necesitados, en la propia familia… Está ahí, invitándonos a purificarnos en el río de la disponibilidad y en muchos y saludables baños de humildad”.
Finalmente, advirtió que “auizás, después de tantos años como creyentes, pensamos que conocemos bien al Señor, con nuestras propias ideas y juicios. El riesgo es que nos acostumbremos a Jesús, que nos cerremos a sus innovaciones, fijados en nuestras posiciones, cerrándonos a la novedad” y sin dejarse sorprender. Por eso, concluyó, “el Señor pide una mente abierta y un corazón sencillo”.