En pleno juicio por las finanzas de la Secretaría de Estado y tras conocerse que finalmente el Vaticano ha podido vender el polémico inmueble de la avenida Sloane de Londres –sin perder demasiado dinero entre las diferentes ofertas presentadas y que han podido ser estudiadas cuidadosamente, según aseguran fuentes oficiales–, la Santa Sede ha presentado sus cuentas. Como ha ocurrido con tantas economías mundiales, la pandemia ha descuadrado todas las previsiones de gastos e ingresos y, por tercer año consecutivo, el presupuesto contempla recortes con unos gastos previstos para 2022 de 289 millones de euros, frente a los 293 del año pasado.
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Y es que para el nuevo ejercicio –que se ha anticipado frente a la costumbre de realizar las aprobaciones de presupuestos y balances en febrero–, la Santa Sede prevé déficit de 33 millones en 2022 debido a la pandemia y contrae los gatos por tercer año consecutivo debido, además, por la caída en las donaciones. Según la Secretaría para la Economía, las partidas mayores seguirán siendo las de las nunciaturas apostólicas con unos 41 millones de euros y el Dicasterio de la Comunicación con 38 millones de euros.
Caída de donaciones
Juan Antonio Guerrero ha explicado en los medios vaticanos, que los gastos de la curia alcanzarán un nuevo mínimo histórico reduciendo 4 millones de euros la partida y quedando en 289 millones de euros. Además, el Vaticano no ha hecho ninguna reducción entre sus trabajadores por la pandemia y en su cuentas se han incluido algunas instituciones dependientes de la Santa Sede como el Hospital Bambino Gesù.
Aunque Guerrero no ha concretado los datos de la colecta del Óbolo De San Pedro, ha confirmado que las donaciones se han reducido y ha precisado que en 2021 se ha vuelto a experimentar un descenso de en torno al 15% frente al año anterior siendo la colecta principal del Vaticano en todo el mundo de 37 millones de euros –en 2020 fue de 44 millones–. Por ello, ha lanzado que hay que pensar nuevos métodos para llegar a los fieles. También aseguró que tratarán de mejorar en la eficiencia interna, optimizando el rendimiento del patrimonio desde la transparencia.