España

Balance ‘ad limina’: más miel, menos hiel





Del refranero español: ‘No hay miel sin hiel’, ‘Poca hiel hace amarga mucha miel’, ‘Quien te dio la hiel, te dará la miel’. Del recetario vaticano: “Se consigue más con miel que con hiel”. Es el mensaje lanzado desde la Secretaría de Estado a los obispos españoles, que culminaban el 28 de enero la llamada visita ad limina apostolorum de la Iglesia española, que arrancó el 13 de diciembre.



En unos casos, fue expresión literal utilizada por el premier de la Santa Sede, Pietro Parolin. En otros, se dirigió con diferentes palabras pero un mismo objetivo. Así lo relatan a Vida Nueva pastores presentes en cada uno de los cuatro grupos que han ido aterrizando en la capital italiana en este último mes y medio.

El departamento vaticano responsable de las relaciones con los Estados busca evitar que la Iglesia entre en la espiral de la confrontación política directa, aun siendo conscientes de la hoja de ruta del Gobierno de coalición: reforma educativa, ley de eutanasia, el Valle de los Caídos, inmatriculaciones, reforma fiscal… Y, ahora, la pederastia.

Conocedores de primera mano de los envites intermitentes del Gobierno y de la polarización política del país, desde el Vaticano animaron a los pastores a no entrar en el juego de los extremos, sino aplicar la “cultura del encuentro” de Evangelii gaudium, así como la “amistad social” con el diferente que promueve Fratelli tutti.

Ante la insistencia de algún obispo español sobre los atropellos que –expuso– sufre la Iglesia, el planteamiento de la Santa Sede pasó por aclarar que no se trata de apearse de los principios católicos, sino de rebajar el tono, de apostar precisamente por la diplomacia que abandera la Secretaría de Estado.

Elegancia, prudencia e ironía

Uno de los prelados recuerda cómo Parolin tuvo que escuchar “pacientemente” cómo alguno hablaba directamente de “persecución a la fe” hoy en España. La reacción del ‘primer ministro’, con “la elegancia, prudencia e ironía” que le caracteriza, pasó por una alocución en la que desmontó esa percepción, dando pistas de un conocimiento “lo suficientemente profundo” de lo que sucede en España, como para dar a entender que “no se puede exagerar la realidad”, aun cuando es consciente de que el contexto no es favorable para la Iglesia.

De hecho, su recomendación pasó por apostar por “la reconciliación”, en lugar de entrar en “una batalla cultural”. Los prelados consultados por esta revista coinciden en subrayar que este planteamiento no supone, ni mucho menos, “plegarse a lo que diga el Gobierno ni confundir las buenas palabras con la tibieza”. “Simplemente, pasa por apostar por proponer la verdad con caridad, sin guerras públicas”, añade otro de los presentes en la última tanda recién llegada de Roma. “Yo me he vuelto con el mensaje claro: que no nos precipitemos ni nos calentemos”, sentencia un veterano.

Un encuentro fructífero

“Aunque en la Secretaría de Estado se habló directamente de cómo afrontar este estilo dialogante en medio de la encrucijada política, en otros dicasterios se nos planteó vivir en esta clave a la hora de situarnos ante la realidad social en la que nos movemos en materia educativa, familiar, juvenil…”, expone otro pastor presente.

En cualquier caso, todos los obispos coinciden en señalar lo fructífero del periplo romano. Los que llevan acumuladas alguna que otra visita ad limina reconocen el cambio de estilo que están impregnando los equipos designados por Francisco. “Antes ibas a Roma a recibir directrices para aplicar. Esta vez nos han recibido para escuchar”, destaca otro pastor, que valora precisamente el diálogo “abierto y sincero” sobre los temas principales que agobian y preocupan, a la hora de aterrizar algunas de las reformas promovidas por el Papa.

Para los que se estrenaban en la visita ad limina, ha sido una oportunidad para recabar contactos directos para resolver incidencias de vuelta en el día a día. Los más avezados lograron cuadrar sus ya apretadas agendas para cuadrar citas personales con secretarios y subsecretarios y resolver algún “problemilla” de urgencia.

Saber corregir y tomar medidas

Todos manifiestan, además, el respeto mostrado por los pasos que la Conferencia Episcopal Española ha dado y está dando para atajar la lacra de los abusos sexuales. “No han entrado en ningún momento a decir sí o no a una investigación histórica, porque consideran que ese punto no se ha incluido en las directrices dadas para abordar la cuestión y que, por tanto, depende de cada Episcopado”, incide un obispo sobre la reunión mantenida, por ejemplo, en Doctrina de la Fe, con el equipo del prefecto jesuita español, Luis F. Ladaria. Allí se hizo un repaso de las líneas generales de actuación, si bien algunos exponen que fue en la Congregación para los Obispos donde hallaron respuestas certeras a sus dudas más peliagudas.

Del dicasterio liderado por el cardenal Marc Ouellet aprecian, por ejemplo, sus criterios “meridianamente claros” de cómo han de situarse los pastores en los procesos abiertos a los clérigos acusados de pederastia, precisamente cuando quienes portan la mitra y el báculo han de dictar sentencia.

El purpurado canadiense les instó a abandonar toda tentación de caer en un paternalismo errado con los sacerdotes agresores, por el mero hecho de pertenecer al gremio. “Ser padre no es proteger a toda costa al presbítero, también es saber corregir y tomar medidas”, parafrasea un obispo sobre lo comentado en relación a la hora de sancionar a un cura al que se sabe culpable.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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