A través de un críptico tuit, el secretario general de los obispos desvelaría su decepción por la falta de juego limpio del Gobierno para afrontar la crisis de los abusos
En la misma mañana en que El País desvelara la decisión del Gobierno de crear una comisión mixta pilotada por el Defensor del Pueblo para investigar la pederastia eclesial, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, ha compartido una reflexión a través de Twitter, que bien podría ser un recado para el ala socialista del Ejecutivo de coalición.
“Cuando el relato es más importante que los hechos, la opinión pública más que la verdad, la emoción más que la razón y la estrategia del enfrentamiento más que el bien común, la confianza se resquebraja y el diálogo y la convivencia son difíciles. Ahora más que nunca, testigos”, expone Argüello en la red social.
Sin hacer referencia a los planes de Moncloa, lo cierto es que el mensaje del también obispo auxiliar de Valladolid bien podría interpretarse como una valoración de la estrategia seguida por el equipo de Pedro Sánchez, liderado por el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, responsable de las relaciones con la Iglesia. Máxime teniendo en cuenta en el contexto temporal y mediático en el que Argüello lo ha hecho público.
Y es que, según relata Carlos E. Cué en el periódico del grupo Prisa, ha sido directamente Moncloa quien les habría filtrado en exclusiva la proposición no de ley que el grupo socialista tendría previsto presentar esta misma semana en el Congreso de los Diputados. En dicha información, el redactor habla además de los diálogos mantenidos entre el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, y el ministro Bolaños.
Desde ahí, podría deducirse que Moncloa habría establecido algún contacto en estos días con la Iglesia para compartir su hoja de ruta, máxime cuando la propuesta socialista pasa por contar en esa comisión de investigación con representantes eclesiales y con víctimas que den su visto bueno a la manera de llevar a cabo una auditoría de expertos independientes.
Sin embargo, a juzgar por la reacción de Argüello, estas posibles conversaciones de puerta para adentro entre las partes implicadas se podrían dinamitar precisamente con la portada de hoy de El País, dando a conocer las intenciones del Gobierno de forma precipitada. Así se entendería que el portavoz de los obispos lamente públicamente que “el relato es más importante que los hechos” y que “la opinión pública más que la verdad”.
En una entrevista mantenida esta misma semana con Vida Nueva, el secretario general de los obispos evitaba cualquier signo de confrontación con Moncloa, siguiendo la consigna marcada por Roma en la vista ‘ad limina’ de evitar una guerra abierta con el Gobierno, aun cuando la otra parte aumente los decibelios. Solo así se entendería esta crítica soslayada que Argüello remata con un “Ahora más que nunca, testigos”.
No sería la primera vez que el Ejecutivo da signos de falta de deslealtad institucional a los obispos españoles. Hace justo dos semanas, mientras Pedro Sánchez agradecía a puerta cerrada a Juan José Omella el trabajo eclesial por detectar los errores en el informe elaborado por el Ministerio de Justicia sobre las inmatriculaciones, desde Moncloa se filtraba a la Cadena Ser y a El País una información tergiversada sobre un supuesto acuerdo de “devolución” de 965 bienes apropiados indebidamente por la Iglesia, cuando el estudio y la nota conjunta aprobada por ambas instituciones no decía eso ni hasta la fecha se había contabilizado una sola irregularidad en el registro de las propiedades durante la era Aznar.
Este episodio también justificaría el tuit de Argüello cuando lamenta que “la estrategia del enfrentamiento” sea más importante que “el bien común”, trayendo consigo, incluso, una ruptura de relaciones: “La confianza se resquebraja y el diálogo y la convivencia son difíciles”.