Las elecciones del 30 de enero en Portugal han dejado un mapa político muy cambiado: el Partido Socialista, que gobierna desde 2015 en minoría, tiene ahora mayoría absoluta (41,7% de los votos, 117 de 230 diputados); la ultraderecha populista y xenófoba de Chega se sitúa en tercer lugar (7,15%, 12 diputados); y el Partido Popular (CDS-PP), uno de los fundadores de la democracia portuguesa que se reivindica como demócrata cristiano, queda fuera del nuevo Parlamento.
- PODCAST: Resaca ‘ad limina’
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Ante este nuevo panorama, ¿qué deben hacer la Iglesia y los cristianos? Era “deber de los obispos” publicar un documento sobre “el imperativo de la participación política, la prioridad que deben dar los cristianos a los pobres, los excluidos, los inmigrantes y las mujeres”, explica a ‘Vida Nueva’ el teólogo dominico Bento Domingues, columnista dominical desde hace 30 años en ‘Público’, uno de los principales diarios del país.
Tras su victoria electoral, el primer ministro, António Costa, aseguró que “una mayoría absoluta no es un poder absoluto”. Bento Domingues dice que así debe ser, y que la Iglesia debe estar atenta a posibles abusos y descuidos: “Los obispos deben intervenir desde la defensa de los marginados, de los que viven en la pobreza y la defensa de la democracia y el pluralismo”.
Dignificar la política
El religioso, autor de un conocido estudio sobre ‘La religión de los portugueses’, añade que el papel de vigilancia activa debe recaer también en los laicos: “Los católicos deberían tener una especie de sínodo sobre la participación política, con pluralismo, con creyentes de diversas tendencias”, sabiendo que para un cristiano hay límites: “La presencia de los católicos en la política debe ser siempre para defender a los más vulnerables y para lograr el bien mayor de todos, el bien común. Eso es dignificar la política, con la música del Evangelio como referencia, como dice el papa Francisco en ‘Fratelli tutti’”. (…)
“Es necesario que el Partido Socialista ponga el poder que el pueblo portugués le ha confiado al servicio del país y de los más pobres”, opina el padre Fernando Calado Rodrigues, de la diócesis nororiental de Bragança-Miranda –limítrofe con Galicia y León–, párroco, capellán de una cárcel y columnista del ‘Jornal de Notícias’. Él espera que el nuevo Gobierno, que tomará posesión a finales de febrero, “con este poder reforzado, revierta la escandalosa asimetría entre el interior, que es la mayor parte del territorio, y la cada vez más estrecha franja costera, donde se concentra la población, la riqueza y las mejores oportunidades”.