El líder de la Iglesia greco-católica señala que “nunca podrá haber una solución militar” al conflicto con Moscú y considera que una invasión abocaría a la comunidad cristiana a “volver a las catacumbas”
“Ucrania está en el epicentro de una confrontación entre Occidente y Rusia. Está en el medio de estos dos bloques y no sabemos que sucederá mañana. Nos encontramos frente a un grave peligro, la situación es muy frágil y puede empeorar en cualquier instante”. Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica ucraniana, analiza con estas palabras la situación que vive su país ante la escalada de tensión con Rusia, que según asegura tiene desplegados 150.000 soldados en sus fronteras de cara a una posible invasión.
“Estamos rodeados por el Ejército ruso”, advierte Shevchuk en un encuentro con periodistas de medios internacionales celebrado este martes a través de Internet y organizado por la asociación Iscom. A juicio de este líder católico local, la situación actual es diversa a la de hace ocho años, cuando Ucrania perdió la Península de Crimea, hoy anexionada a Rusia, así como la región oriental del Donbas, controlada por separatistas auxiliados por Moscú. Mientras que antes Rusia consideraba que se trataba “de un conflicto interno, de una guerra civil”, la actual escalada de tensión se presenta “como un choque con Occidente y la OTAN” en el que Ucrania ni siquiera es un “sujeto de derecho”.
Para Shevchuk, que es además presidente del Sínodo de la Iglesia greco-católica ucraniana, resulta crucial que los católicos del mundo apoyen con oraciones la resolución pacífica del choque que se vive entre Kiev y Moscú. “Nunca podrá haber una solución militar, debemos encontrar otro camino”, destaca, desgranando las cuatro dimensiones que plantea este conflicto: “militar, propagandístico, político y económico”. Una posible invasión rusa pretendería en su opinión “instalar un régimen leal” a Moscú para propiciar “una reintegración” en una suerte de nueva Unión Soviética.
Mientras que para los ucranianos ese escenario supondría “la pérdida de la soberanía, la independencia y la libertad”, para la Iglesia greco-católica ucraniana propiciaría “volver a las catacumbas” debido a la pérdida de la libertad religiosa. “Recordamos bien los tiempos de la URSS”, señala Shevchuk, que espera que un posible viaje del Papa a Ucrania ayude a rebajar la tensión. “Lo esperamos. Le hemos invitado varias veces”, asegura, destacando que Francisco es “la más grande autoridad moral del mundo” para los ucranianos. “La gente dice que si el Papa viene a Ucrania la guerra acabará. Su visita sería un gesto como mensajero de la paz”.