España

La Universidad CEU San Pablo celebra su V Congreso Nacional de Bioética

Manuel Bustos, director del Instituto de Humanidades Ángel Ayala, reivindica la necesidad de “construir una ecología humana e integral”





Cuidar la vida o acabar con ella. Es el dilema que ha vertebrado el Congreso Nacional de Bioética organizado por la Universidad CEU San Pablo, el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala y la Asociación Católica de Propagandistas. Por quinto año consecutivo, las tres entidades se han propuesto reflexionar sobre esta disciplina centrándose en esta ocasión en la vinculación directa con la salud, abordando cuestiones como la eutanasia, el aborto, la manipulación embrionaria, la identidad sexual, las aristas de la industria farmacéutica…



Así, del 7 al 9 de febrero, un panel de expertos compartió sus inquietudes durante un encuentro en formato online, por segundo año consecutivo a causa de la pandemia. “No es un asunto de especialistas, sino de opinión pública y publicada, una cuestión que nos afecta y concierne a todos porque está en juego el futuro de nuestra sociedad”, expuso en la apertura de este foro Rosa Visiedo, rectora de la Universidad CEU San Pablo.

Entre las cuestiones abordadas durante las tres jornadas, la objeción de conciencia. Marta Albert, directora del máster en Bioética de la Universidad Rey Juan Carlos, lamentó que “nunca la fricción ha sido tan latente como en estos últimos años” entre el código deontológico y la legislación. Con la mirada puesta en la nueva ley de eutanasia, que plantea como algo prioritario “la garantía de derechos”, eso se traduce en que “la objeción se plantea como un tema residual: la óptica no es la del profesional sanitario, sino desde el punto de vista de una garantía de la prestación, por lo que el sanitario es un obstáculo”.

Llevado al día a día, se mostró favorable a la propuesta lanzada por el Comité de Bioética de España, partidario de “crear un registro de profesionales que sí estuvieran dispuestos a practicar la eutanasia, porque lo facilitaría todo”.

Jóvenes y veteranos

En esta misma línea se manifestó Rafael del Río Villegas, presidente de la Comisión de Ética y Deontología del Colegio Oficial de Médicos de Madrid. El médico se mostró preocupado por qué “le pasa al Derecho para que, de un día para otro, un acto considerado punible pase a ser un derecho fundamental”, por lo que dejó caer que esto podría afectar “a la neutralidad del Estado”. En este sentido, lamentó que los objetores puedan llegar a ser tachados de “insumisos, inconformistas, ácratas o no demócratas”. “¿Estamos entrando en una nueva era de absolutismo relativista?”, se preguntó.

Para Manuel Bustos, director del Instituto de Humanidades Ángel Ayala, “esta mentalidad relativista hace que, ante la ausencia de una ética común y un humus, cada uno actúe de acuerdo a sus deseos ante problemas de relevancia”. “Somos conscientes de que el referente cristiano no está presente en la sociedad, lo que produce una desorientación que lleva a no tener criterios para diferenciar lo bueno de lo malo”, apreció el historiador, que reivindicó la necesidad de “construir una ecología humana e integral que vaya más allá de la naturaleza, para adentrarse en la persona y evitar que se deshumanice”.

En este encuentro, además de las voces de los ‘veteranos’, también se pudieron escuchar propuestas de las nuevas generaciones de sanitarios. Entre ellos, a Paula Arias, estudiante de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y fundadora de Apex, una asociación estudiantil que ha nacido con el objeto de defender la vida desde su inicio hasta su fin natural, a través de la formación en bioética. “Hemos buscado aportar luz en estos temas tan politizados de un modo académico, hablando de ciencia y no de opiniones, de verdades, de debatir y preguntar; de hacer, en definitiva, universidad”, expuso la joven.

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