Esta semana la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) publicó un documento de diez páginas titulado: ‘Que el Señor nos bendiga con la paz’, en el que reflexiona sobre la violencia en México y la necesidad de que todos los fieles católicos se comprometan en la construcción de la paz.
- PODCAST: Resaca ‘ad limina’
- ¿Quieres recibir gratis por WhatsApp las mejores noticias de Vida Nueva? Pincha aquí
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Entre otras cosas, dicho documento da cuenta del compromiso que ha asumido la Iglesia en el país en materia de construcción de la paz a través de diversas acciones emprendidas por laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y comunidades eclesiales en su totalidad, en especial en la atención a las víctimas de las violencias.
Este trabajo “callado” pero efectivo, ha llevado, por ejemplo, a la creación de numerosos centros de escucha para víctimas de las violencias y centros de atención para las adicciones, pero también se han impartido talleres y cursos en comunidades, iglesias, escuelas y universidades; se han creado redes vecinales; se trabaja en centros de reclusión y se acompaña a los migrantes.
A la Iglesia –recuerda el documento– se le ha visto también como intermediaria, dialogando para resolver conflictos en zonas de violencia efectiva o latente, promoviendo la reconstrucción del tejido y la cohesión social.
“Se da asistencia alimentaria y lucha contra las causas del hambre, se comunican mensajes de paz, se realizan oraciones, peregrinaciones y liturgias en lugares de violencia, se fomenta el diálogo social entre grupos diversos, se predica la paz y el respeto en las familias, y muchas más acciones que solo Dios conoce y aprecia”, señala el texto.
Compromiso renovado
A pesar de todo esto, a través del nuevo documento la Iglesia en el país quiere expresar una vez más su compromiso a favor de la paz, consolando y acompañando a las personas que sufren a consecuencia de las distintas formas de violencia.
Por ello hace un llamado también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que en las distintas etapas y circunstancias de la vida no olviden que el mínimo gesto en favor de una paz digna y duradera es valioso e insustituible.
“Tenemos voluntad de unirnos a los esfuerzos de todas y todos los constructores de la paz y nos comprometemos a caminar con ellos”, señalaron los obispos.
Dejan en claro que la construcción de la paz es una tarea que pide atención permanente y se debe realizar en el corto, mediano y largo plazo, y que, como ha dicho el papa Francisco, es una tarea de todos y para todos”.
“La paz es fruto de un compromiso compartido, se basa en el diálogo leal y en la justicia. Si bien, en la construcción de la paz la responsabilidad de las instituciones es fundamental, todos debemos involucrarnos personalmente, constituyéndonos en artesanos de la paz”, fue el llamado de los obispos mexicanos a sus fieles.