Reportajes

“Atender a un paciente pediátrico es ‘pisar terreno sagrado’ de una familia”

  • Jaime Gutiérrez del Álamo, pediatra en el Hospital Comarcal de Antequera (Málaga)
  • Este 11 de febrero, la Iglesia vuelve a conmemorar la Jornada Mundial del Enfermo en plena pandemia
  • Especial ‘La fe de los sanitarios’





Jaime Gutiérrez del Álamo, pediatra en el Hospital Comarcal de Antequera (Málaga), da “gracias a Dios” porque, “salvo casos excepcionales, este nuevo virus no ha golpeado directamente a los niños”.



Eso sí, cree que con él “han surgido problemas que en nuestro medio no se ponían de manifiesto con tanta frecuencia: la disminución de la venida de las familias a las consultas, lo que ha conducido al diagnóstico tardío de algunas patologías que habitualmente se diagnostican de forma más precoz y, por tanto, eran menos graves; la alteración del desarrollo normal en niños, sufriendo los pequeños una pérdida de contacto social y familiar y de actividades al aire libre en favor de entretenimientos menos estimulantes del neurodesarrollo adecuado (como un uso excesivo de pantallas); entre los adolescentes, la ruptura brutal de sus expectativas vitales justo cuando la vida comienza a transformarse en la de adulto; y por último, la existencia de un número nada despreciable de niños especialmente vulnerables, incrementándose los sentimientos de soledad, miedo e incertidumbre”.

Humildad y creatividad

Ante este escenario, Gutiérrez cree que “la pandemia ha sido para los pediatras un tiempo de humildad y creatividad. Humildad para reconocer que se nos escapan aspectos importantes para la salud integral de niños y sus familias; y creatividad para aceptar que, pese a nuestra pequeñez, el Señor cuenta con nosotros para seguir caminando juntos como instrumentos suyos. Ojalá nos dé lucidez para discernir cómo podemos ser buena noticia para nuestros niños”.

“Todo ello –añade–, no solo en tiempo de pandemia, me ayuda a vivir nuestra profesión no como un esfuerzo que pueda resultar agotador (aunque con frecuencia lo sea), sino como una respuesta agradecida a una vocación que el Señor nos ha regalado”.

Respeto y reverencia

“Atender a un paciente pediátrico –remacha Gutiérrez– es ‘pisar terreno sagrado’ de una familia, y es fundamental ser consciente de ello para adentrarse con el máximo respeto y reverencia”.

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