Vuelve la marejada a la Santa Sede. Y otra vez asociada al periodista Emiliano Fittipaldi, autor del libro ‘Avarizia’, centrado en destapar varios escándalos financieros en la Curia romana y que diera lugar al llamado ‘Vatileaks 2’, que acabó en un juicio por filtración de material reservado contra el sacerdote español Lucio Vallejo Valda y la laica italiana Francesca Chaouqui.
- PODCAST: Las víctimas de abusos, en el centro
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Fittipaldi ha publicado hoy una noticia en el diario transalpino ‘Domani’ en la que apunta directamente al jesuita español Luis Francisco Ladaria, prefecto de Doctrina para la Fe, por su actuación en un caso de abusos en el que habría llamado a “evitar el escándalo público”.
Un caso mediático
También es significativo que el caso sea uno tan mediático como el protagonizado por el francés Bernard Preynat, quien, en sus años como sacerdote en la Diócesis de Lyon, fuera acusado de abusar de decenas de menores. Unos hechos por los que fue juzgado y, en marzo de 2020, condenado a cinco años de cárcel. A nivel eclesial, perdió su condición sacerdotal.
En un primer momento, también fue condenado quien fuera su último obispo, el cardenal Philippe Barbarin, aunque, tras su apelación, este fue finalmente liberado de sus cargos de ocultamiento por la Justicia francesa. Pese a ello, acabó presentando su renuncia al papa Francisco y hoy es capellán en un convento. Con todo, Bergoglio, quien trató de que no renunciara, ha alabado en varias ocasiones su persona y ha dicho de Barbarin que “sufrió con dignidad la experiencia de la pobreza y el abandono”.
Hace siete años, siendo secretario
Según ha difundido hoy el diario italiano, en 2015, siendo secretario de Doctrina para la Fe, Ladaria respondió a una carta procedente del Episcopado galo y en la que se solicitaba al organismo romano directrices para responder al caso Preynat. Entonces, según la misiva hecha pública hoy por Fittipaldi, desde Roma se instó a “tomar las adecuadas medidas disciplinarias, evitando el escándalo público”. En cuanto a dichas medidas disciplinarias, se especificaba que el sacerdote acusado no debía tener contacto alguno con menores.
Además, el rotativo reproduce otro documento en el que Ladaria, en 2012, habría dado la misma pauta ante el caso de otro sacerdote italiano acusado de abusos: tomar las debidas medidas disciplinarias y, a la vez, “evitar el escándalo público”.