Pese a la dificultad, Teresa Reinoso Lozano, pediatra en el Hospital Infanta Sofía de Madrid, no deja de aprender: “Soy una afortunada que ha podido ver cómo Cristo toma el rostro del Otro para hacerse presente en medio del dolor. Cuando el miedo nos hacía ver en el prójimo un peligro y todo nos invitaba a aislarnos y protegernos, he visto cómo mis compañeros, amigos y familiares salían de sí mismos para darse al necesitado. He visto la cara del Amor”.
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Pero no ha sido fácil: “En la primera ola sentía impotencia. En mi última guardia antes del confinamiento tuve que despedir a un padre que venía con tres de sus seis hijos y que, con angustiada mirada febril, me suplicaba entre toses: ‘Yo doy igual, pero hazles la prueba a mis hijos. Necesito saber que estarán bien’. El protocolo solo me dejaba hacer PCR a quienes hubieran estado en China o hubieran tenido contacto con alguien de allí. Nunca supe lo que pasó con la familia, pero la culpa por no haber podido hacer nada por ellos se incrustó en mi corazón”.
Un abrazo que la sanó
“Cuando –prosigue– cerraron Pediatría para dejar camas libres, nos reubicaron en Medicina Interna. Al verme fuera de mi especialidad, torpe y poco útil, la tristeza y la duda anidaron en mí: ‘¿Que pinto yo aquí, Señor?’. Hasta que un día, a la salida, una amiga y compañera me abrazó. Y sanó mis miedos. Jesús me abrazó a través de ella y me enseñó que nuestra función más importante es amar”.
Y eso hizo… “Me dejé llevar por la corriente de entrega con compañeros que, después de sus turnos, se quedaban para leer cartas de familiares a los pacientes o hacer videollamadas; encontraban momentos en mitad del caos para sujetar una mano en sus últimos latidos; superaban su cansancio para aliviar el de los demás; se ofrecían voluntarios a sabiendas de estar exponiéndose… Cada uno reflejó para mí el rostro de Cristo. Me hicieron ver que el Amor es lo que da sentido a todo”.
Una privilegiada
Por eso, Reinoso no tiene dudas a la hora de sonreír hoy: “Creo que he sido una privilegiada al poder haber experimentado esto. Y por eso, desde entonces, intento imitarlo en mi vida, y dar testimonio de ello”.