Tres de cada cuatro víctimas de trata no estarían siendo identificadas en España. Es solo una estimación tras un estudio piloto en la Comunidad de Madrid realizado por el Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones (IUEM) de la Universidad Pontificia Comillas y Unicef España, pero ambos consideran que los resultados podrían extrapolarse al resto del país, como han puesto de manifiesto hoy durante la presentación del informe ‘Cultura de datos en la trata de seres humanos’.
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El objetivo de ambas entidades es poner de manifiesto la necesidad de contar con datos fiables, completos y reales para abordar el problema de la trata, pues “los datos sobre esta problemática con los que contamos actualmente no reflejan la verdadera magnitud de este fenómeno en España”, ha señalado José María Vera, director ejecutivo de Unicef España.
“Hay casos que no llegan a formar parte de las estadísticas oficiales porque se investigan, por ejemplo, como agresión sexual, violencia de género o detención ilegal. La falta de un organismo que unifique los datos recogidos por los diferentes actores implicados, así como la falta de lenguaje compartido por todos ellos, lleva a unos datos irreales que dejan a muchas víctimas ocultas e invisibles, tanto a los ojos de las autoridades como a los de la sociedad en general”, ha agregado.
El estudio incide además en la escasa visibilidad de la infancia, ya que los datos oficiales resultan insuficientes para conocer y comprender cómo afecta esta forma de violencia a los niños y niñas. Una realidad que ya denunciaron en 2017 el IUEM y Unicef al publicar ‘Son niños y niñas, son víctimas. Situación de los menores de edad víctimas de trata en España’.
Una realidad invisibilizada
Según el Ministerio del Interior, en 2020 se identificaron en España 269 víctimas de trata, de las que seis (el 2%) eran niños y niñas. Esto no coincide ni con la realidad que describen las propias víctimas (el 62% de las mujeres en procesos de trata con fines de explotación sexual aseguran haber sido iniciadas en la prostitución cuando eran menores de edad) ni con la que reflejan los medios de comunicación.
Por ello, ‘Cultura de datos en la trata de seres humanos’ se propuso estimar cuál es esa cifra oculta de víctimas de trata. A través de un proyecto piloto y mediante la adaptación del modelo estadístico de Estimación de Sistemas Múltiples (MSE), promovido por Naciones Unidas, se ha estimado la cifra oculta de víctimas de trata en la Comunidad de Madrid en el periodo 2015-2019.
“Implementar el MSE requería de al menos tres bases de datos procedentes de actores que tuvieran roles diferentes en la lucha contra la trata. Hemos tenido la suerte de contar con los datos de ocho de las organizaciones no gubernamentales, entidades de la Administración y autoridades invitadas a participar. Esto nos ha permitido trabajar con una base de datos robusta y fiable que, una vez depurada, nos permitió diseñar un algoritmo para estimar la cifra oculta de víctimas de trata”, ha asegurado María José Castaño, investigadora del IUEM.
A partir de los resultados, se ha estimado que en la Comunidad de Madrid apenas se estaría observando el 26% de personas en procesos de trata, es decir, que el 74% de las víctimas queda oculto o invisible a ojos de las autoridades, las organizaciones, los medios y, en definitiva, de la sociedad. En el caso concreto de la infancia se estima que, por cada niño o niña víctima de trata observado, hay 5,7 sin observar.
Tres medidas
Si este proyecto piloto se implementara a nivel nacional, la trata podría dejar de ser una realidad invisible. Para ello, el informe recomienda tres medidas:
- La creación de un Mecanismo de Derivación Nacional –con el que ya cuentan varios países de nuestro entorno– que maneje criterios unificados y al que lleguen todos los casos de trata.
- La implantación del modelo de MSE en todo el territorio nacional para estimar la cifra oculta de víctimas de trata en España y operar en un marco común de conceptos, criterios de recogida y registro de datos.
- Apostar por la innovación tecnológica –como la aplicación desarrollada en este estudio– y programas tecnológicos para combatir, a través de la tecnología, la explotación de personas.