Tras su ordenación, el nuevo prelado hizo una llamada a la “reconciliación”, palabra elegida precisamente para su lema
Jesús Pulido Arriero ha tomado posesión como nuevo obispo de Coria-Cáceres en una celebración que ha tenido lugar en la catedral de Coria este sábado, 19 de febrero. Ante el nuncio en España, Bernardito Auza, fue ordenado obispo y pidió ayuda “para que nunca convierta en vanidad lo que es signo de entrega y servicio, para transmitir la fe apostólica, convocar a la comunidad en torno a la Eucaristía, animar el espíritu misionero y la solicitud por los pobres”.
Al inicio de la celebración, Diego Zambrano López, administrador diocesano en este tiempo, fue el encargado de recibirle tras la espera durante la pandemia. “Si ya de por sí la situación era difícil, a esta porción del pueblo de Dios, se le pedía el coraje de vivirlo sin el aliento, la palabra y la guía de un pastor. Hemos experimentado que Dios no abandona nunca a su pueblo y que ha estado, y está con nosotros”, destacó.
La misa ha contado con la presencia del anterior obispo, Francisco Cerro Chaves, actual arzobispo de Toledo. Además, se han sumado una treintena de obispos y más de un centenar de sacerdotes. Entre las autoridades ha estado el alcalde de Coria, José Manuel García Ballestero, la consejera de Cultura, Turismo y Deporte, Nuria Flores Redondo; la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín; el presidente de la Diputación de Cáceres, Carlos Carlos Rodríguez, o la presidenta del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, María Félix Tena Aragón. También acudió el expresidente de la Junta José Antonio Monago; el subdelegado del Gobierno en Cáceres, José Antonio García, o el fiscal Superior de Extremadura, Francisco Javier Montero Juanes, entre otras autoridades civiles y militares.
Tras su ordenación, el nuevo obispo hizo una llamada a la “reconciliación”, palabra elegida precisamente para su lema. “La reconciliación nos recuerda que la alegría del cielo se experimenta aquí en la tierra bajo especie de perdón y misericordia. Es la alegría del evangelio, de quien encuentra la oveja perdida y la lleva sobre sus hombros”, señaló en su alocución. A todos los fieles les recordó la importancia de la sinodalidad y cómo en “este tiempo de pandemia nos ha hecho descubrir la importancia de la cultura del cuidado frente a la cultura de la indiferencia. El coronavirus no es una enfermedad individual sino colectiva; es el género humano el que lo ha contraído y, mientras no se cure todo el cuerpo, hay riesgo de recaídas. Somos responsables los unos de otros”.
Saludando a la comunidad diocesana, agradeció “a los sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos sus numerosas muestras de acogida. Mi deseo es que podamos formar una verdadera familia entre todos, partícipe de la misión de la Iglesia”. También saludó a sus padres a través de la televisión. ·Ellos consiguieron hacer de nuestra casa un pedacito de cielo en la tierra donde mis hermanos y yo experimentamos un amor gratuito de predilección por cada uno de nosotros: todos éramos iguales y cada uno era especial. Y nos dieron así alas para lanzarnos al mundo y superar las dificultades con confianza, resaltó.
Este domingo, 20 de febrero, obispo presidirá la misa en la ciudad de Cáceres, en la Concatedral de Santa María, a las 18:30 h. Lo hará tras visitar la Ermita de la Virgen de Argeme en Coria y el Santuario de Ntra. Señora de la Montaña en Cáceres.