Los intentos de frenar una ataque de Rusia a Ucrania han caído en saco roto. Esta noche el Ejército ruso iniciaba una operación militar, que no solo se centró en la frontera ucraniana, sino que se habría ampliado a otros puntos del país. Tal es la situación que la Agencia Europea de Seguridad Aérea clasifica ya a Ucrania como zona de conflicto activo.
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El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha instado a la población a quedarse en casa, mientras Vladimir Putin ha alertado de que cualquier injerencia internacional tendrá consecuencias “como nunca se han visto”.
Ataque injustificado
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha echado mano de su fe católica para afrontar esa crisis global. A través de un tuit, el líder demócrata expresaba poco después de que el Ejército ruso comenzara a actuar: “Las oraciones del mundo están con el pueblo de Ucrania esta noche mientras sufre un ataque no provocado e injustificado por parte de las fuerzas militares rusas”.
The prayers of the world are with the people of Ukraine tonight as they suffer an unprovoked and unjustified attack by Russian military forces. President Putin has chosen a premeditated war that will bring a catastrophic loss of life and human suffering. https://t.co/Q7eUJ0CG3k
— President Biden (@POTUS) February 24, 2022
A renglón seguido acusaba a Putin de elegir “una guerra premeditada que traerá una pérdida catastrófica de vidas y sufrimiento humano”.
Ante la escalada imparable de tensión, ayer mismo el Papa Francisco convocaba una jornada de oración y ayuno por la paz para el próximo 3 de marzo, miércoles de ceniza, para que, “ante la insensatez diabólica de la violencia” resuenen “las armas de Dios”.