El de este 24 de febrero ha sido un amanecer muy difícil para las decenas de miles de ucranianos que viven en España. Aunque, tristemente, el anuncio de Vladimir Putin de que sus tropas entraban finalmente en Ucrania no podía sorprender ya a nadie.
Bien lo sabe Vasyl Boyko, capellán de la comunidad de ucranianos católicos de la Archidiócesis de Valencia, quien, en conversación con Vida Nueva, admite que su sensación “ha sido parecida a la de hace ocho años”, cuando Rusia se hizo por la fuerza con Crimea.
Aunque esta vez se ha ido mucho más allá. Y es que “lo que no podíamos esperar era un ataque tan generalizado, en prácticamente todo el país. Todos pensábamos en una acción dirigida a la frontera este, pero los misiles rusos se han dirigido contra ciudades de todo nuestro territorio, llegando muy cerca de nuestra propia frontera con Polonia y Hungría”.
“Mi propia ciudad natal –se duele–, Ivano-Frankivsk, ha sido atacada con dureza, siendo bombardeado el aeropuerto. Lo mismo en Odessa, donde vive mi hermana… Me ha mandado un vídeo esta madrugada en el que se ve cómo varios misiles han estallado cerca de su propia casa”.
Así que, tanto él como todos los miembros de la comunidad a la que acompaña, “nos hemos levantado muy preocupados, recibiendo las llamadas de los nuestros allí”. Conversaciones en las que, además del dolor, también les transmiten la situación actual: “Nos cuentan cómo el Gobierno está llamando a la gente para que se una al servicio militar en caso de que sea necesario”. Una movilización que “también afecta a las mujeres que han estudiado Medicina”.
Con todo, Boyko está cada vez más tranquilo: “Tras el susto inicial, ahora veo que nuestro ejército lo está haciendo bien y está sabiendo resistir. Confío mucho en nuestros militares. Además de que no es fácil ocupar un país como el nuestro, que es más grande que España y en el que viven 40 millones de personas”.
Además, el sacerdote señala otro dato positivo para ellos: “Esto no es como en 2014, cuando nos dejaron muy solos y casi nadie hablaba de Ucrania. Hoy el mundo está con nosotros”. Algo que ilustra con un claro ejemplo: “Incluso el presidente checo, hasta ahora defensor de Putin, ha lamentado lo ocurrido y ha dicho que el presidente ruso está ‘loco’. Esto es muy significativo y refleja que ahora contamos con el apoyo de los demás”.
También cree que otro factor importante es el religioso, “siendo una de las cosas que más ha enfadado a Putin el alejamiento de los ortodoxos ucranianos del Patriarcado de Moscú”, rompiendo una relación de dependencia de tres siglos y apostando por erigir su propia Iglesia local.
Para el sacerdote católico afincado en Valencia, “esto dificulta mucho el interés de Rusia por manipular al pueblo a través de la Iglesia. Ellos hubieran deseado a unas autoridades eclesiásticas que se limitaran a llamar a la paz, pero aceptando una rendición sin más de su país”.
Espiritualmente, él mismo trata de ofrecer consuelo a sus fieles: “Les insisto en que no entremos en pánico y en que tengamos esperanza en el Señor y en nuestro ejército”. Algo que se aplica a sí mismo en esta hora difícil: “Confío en Dios y le pido que nos ayude a mantenernos unidos. Es lógico que tengamos miedo, pero, personalmente, según ha ido avanzando la mañana estoy más tranquilo. Poco a poco, con ayuda del mundo, venceremos”.
Por ahora, solo puede hacer una cosa: “Rezar”. Algo que ya hacen “por las primeras 50 víctimas de las que hemos tenido noticia”. De ahí que haya llamado a sus fieles a que participen estos días en las misas en las que habitualmente se citan (en la parroquia de El Pilar, en Valencia; en la parroquia Cristo Rey, en Gandía; en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, en Dénia; y en la ermita de Guadassuar). Además de las celebraciones y las oraciones especiales, se manifestarán frente al Consulado en la capital del Turia.