Kirill de Moscú se presenta a sí mismo como “patriarca de todas las Rusias”. Algo que, teniendo en cuenta los países en los que se encuentra de forma mayoritaria la Iglesia ortodoxa rusa no resulta sorprendente, pero sí que contiene dos matices: el momento en el que lo hace y el contexto. Y es que, en medio de un conflicto armado fuertemente enraizado en la disgregación de la URSS, Kirill ha mostrado su dolor por la guerra pero muestra una postura muy cercana al posicionamiento geopolítico de Putin.
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“Como patriarca de todas las Rusias, como primado de una Iglesia cuyos fieles se encuentran tanto en Rusia como en Ucrania y en otros países, siento una profunda compasión por todos aquellos a quienes ha golpeado la desgracia”, escribe Kirill en su comunicado.
“Los pueblos ruso y ucraniano tienen siglos de historia común, que se remonta al Bautismo de Rusia por San Vladimir Igual a los Apóstoles”, señala el patriarca. “Creo que esta comunidad dada por Dios nos ayudará a superar las divisiones y diferencias que han llevado al conflicto actual”.
La religión, un papel crucial
Asimismo, Kirill ha hecho un llamamiento “a los jerarcas, pastores, monjes y laicos para que presten toda la asistencia posible a las víctimas, incluidos los refugiados, aquellos que ya no tienen hogar ni medios de subsistencia”. Algo que, sin embargo, no ha convencido a Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén quien, por la estrecha relación ecuménica entre las iglesias presentes en Tierra Santa, conoce de cerca la realidad de las distintas confesiones.
Así, ha señalado que la Iglesia ortodoxa rusa no ha permanecido al margen sino que, en realidad, “se ha puesto del lado de Putin”. Además, aunque Pizzaballa ha señalado que “en cualquier caso, las religiones por sí solas no pueden resolver los problemas”, ya que “la sociedad civil está formada por el pensamiento religioso, social, económico, cultural y político”, sí que tienen una importancia crucial en “la definición de las identidades y en la formación de la cultura”.