La diócesis de Bilbao continúa llevando la delantera con respecto al resto de la Iglesia española a la hora de afrontar la crisis de los abusos sexuales. Si el pasado domingo, en todas las parroquias vizcaínas se entonaba un ‘mea culpa’ durante la eucaristía, ayer el obispo Joseba Segura anunciaba nuevos pasos en la lucha contra esta lacra.
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Durante la primera sesión del Consejo de Pastoral Diocesano, el pastor puso en valor cómo esta difícil coyuntura supone a la vez “una oportunidad que tiene la Iglesia de asumir su historia, no solo la parte bonita”.
Un teléfono que no se pierde
En este sentido, aplaudió el trabajo que está haciendo la Comisión de Protección de Menores y prevención de Abusos Sexuales: “Esto no es una oficina formal en la que un teléfono se pierde en el éter, sino un grupo de personas capacidades profesionales, pero, sobre todo, de escuchar, empatizar”. En este sentido, subrayó la necesidad de tomarse “en serio experiencias encerradas durante muchos años que no han podido compartir y que han generado mucho dolor”.
Desde esta experiencia, advirtió de que “contra lo que algunos pueden creer, la inmensa mayoría de los testimonios que se acercan, son totalmente creíbles”. “La idea de que hay una voluntad de inventarse cosas para hacer daño a la Iglesia no tiene justificación al menos en la experiencia que tenemos en la diócesis de Bilbao”, aseveró el prelado.
Gabinetes independientes
Al aterrizar en lo concreto, explicó que la decisión de “encargar investigaciones específicas a gabinetes independientes” para dos casos de abusos, los referidos al Colegio Seminario de Bilbao en los años 50 y 60 y a la Santa y Real Casa de la Misericordia.
Segura detalló que se ha optado por esta vía “no porque yo no tenga confianza en la independencia de la comisión o porque sigamos algún interés institucional, sino que la gente en la calle considera que hay más garantías que se desarrollen en comités específicos independientes con trayectoria y capacidad en cuestiones delicadas”.
