“La preocupación ahora es asegurar que haya corredores humanitarios. Es una necesidad inmediata. Los corredores humanitarios son importantes, darían un gran apoyo, sobre todo para los niños”. Este ha sido el principal reclamo de Tetiana Stawnychy, presidenta de Cáritas Ucrania, durante una rueda de prensa online organizada por Caritas Internationalis sobre la situación del conflicto en el país.
Escoltando a Stawnychy se encontraba el sacerdote austriaco Michael Landau, presidente de Cáritas Europa; y Aloysius John, secretario general de Caritas Internationalis. “No podemos ignorar las trágicas implicaciones humanitarias de esta guerra. Es el deber de la comunidad internacional proteger a la población ucraniana”, ha reclamado John en la conferencia multitudinaria, con asistencia incluso de la nueva embajadora de España en el Vaticano, Isabel Celaá, y que intentaron boicotear unos ‘hackers’ lanzando proclamas contra Ucrania.
Según informaba la responsable de la Cáritas greco-católica, visiblemente emocionada, esta invasión es “un drama enorme que no va a terminar pronto, una situación muy difícil”. “Hoy nos enteramos que han caído bombas en un parque y los niños han tenido que ser evacuados. Los bombardeos no cesan”, ha lamentado.
“Desde el primer día hemos estado apoyando a las personas desplazadas que buscan refugio en albergues. Tenemos 25 grupos que reparten comida caliente, agua, mantas y ayuda psicológica a personas en estado de ‘shock’. Nos estamos organizando para llevar ayuda a las fronteras. Tenemos muchos voluntarios que se están movilizando para ayudar a los desplazados”, ha señalado, al tiempo que ha lanzado un SOS en el que pide combustible, productos de primera necesidad, mantas, colchones y material médico.
El gran pesar de Stawnychy es que el proceso de recuperación del país será “largo”. “Cuando esto acabe, la vuelta a la normalidad llevará tiempo. Tendremos que reconstruir las infraestructuras y dar a la gente condiciones para trabajar, además de apoyo psicológico”, ha insistido, para luego remarcar: “Será un gran trauma”.
Por su parte, el padre Vyacheslav Grynevych, director ejecutivo de Caritas-Spes, vinculada a la Iglesia latina, ha explicado la dificultad de la situación en Kiev, donde las tiendas están vacías y la gente no puede salir a buscar alimentos. “La guerra hace llorar a niños y adultos. El dolor y el miedo tardarán en pasar”, ha lamentado.
Otra de las preocupaciones de ambos, que reconocieron sentir el respaldo de toda la Iglesia, es que la situación “empeore” y se pierda “la comunicación”. “Estamos buscando lugares seguros, de día y de noche. Intentamos responder a la situación lo más rápido posible. Estamos alojando a 200 personas en el refugio. Es un lugar seguro y estamos preparados para recibir a estas personas. Tenemos albergues en otros cinco lugares, uno de ellos para niños y mujeres embarazadas”, ha señalado Stawnychy.
Cáritas Polonia, que ha participado de forma espontánea en la conferencia, ha informado de que hasta el momento han acogido a 3.000 niños, pero junto al gobierno, tienen capacidad para albergar a más. “Recibimos a todos en la frontera, en los centros de recepción, principalmente a mujeres y niños, que vienen agotados. Hay 400.000 refugiados que han cruzado la frontera hacia Polonia”, ha reconocido Ireneusz Krause, subdirector de Cáritas Polonia.
Por el momento, el apoyo de la Iglesia polaca se está centrando en alimentación y medicamentos, pero están trabajando junto a otras organizaciones en acondicionar espacios ante las próximas oleadas de desplazados que esperan.
Si antes del inicio de la guerra ya había 2,9 millones de ucranianos a ambos lados de la frontera que necesitaban ayuda humanitaria, “hoy esa cifra ha aumentado exponencialmente”, ha concluido Stawnychy.