El cardenal arzobispo de Colonia, Rainer Maria Woelki, ha vuelto a ofrecer su renuncia al papa Francisco después de cinco meses de retiro. Woelki se marchó en octubre, a petición propia, debido al revuelo provocado por ser acusado de encubrimiento tras la publicación del informe sobre abusos sexuales a menores en la archidiócesis. Y es que justo hoy se cumple el plazo del periodo de reflexión dado por el Pontífice al purpurado. No obstante, el cardenal se reincorporará a sus funciones hasta que Jorge Mario Bergoglio se pronuncie.
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Mientras el movimiento Maria 2.0 ha organizado hoy una manifestación frente a la catedral contra el regreso de Woelki, el cardenal ha agradecido por carta a los feligreses los mensajes de ánimo que le han llegado durante este tiempo. En la misiva, el purpurado también pide “una segunda oportunidad” a los feligreses.
Según una encuesta del instituto demoscópico FORSA, un 92% de los católicos de Colonia quiere que deje su cargo. Además, las cifras de solicitudes de baja de la Iglesia católica en Colonia se han disparado por el escándalo de abusos. Entre julio y octubre de 2021, 6.170 personas se dieron de baja. En el mismo periodo de 2020 habían sido solo 763.
Negada la renuncia al arzobispo de Hamburgo
Francisco ya rechazó la renuncia del actual arzobispo de Hamburgo, Stefan Hebe, quien fuera vicario general de Colonia, tras haberle dado también un periodo de descanso. El informe solicitado por Woelki admitía un “encubrimiento sistemático” entre 1975 y 2018. En principio, este estudio, que se llevó por delante a algunos eclesiásticos –y que dejaba en mal lugar a Hebe–, exoneró de toda responsabilidad al purpurado en los 314 casos perpetrados por 202 curas.
Sin embargo, esta auditoría no convenció a la Santa Sede. De ahí que Jorge Mario Bergoglio recurrió en mayo a dos visitadores apostólicos para radiografiar qué sucede realmente en la diócesis. El dictamen del caso estaba en manos del cardenal de Estocolmo, Anders Arborelius, y del presidente del Episcopado neerlandés, Johannes van den Hende. A ellos se les encomendó revisar de arriba abajo las 800 páginas del estudio encargado por Woelki.
El nuncio apostólico, Nikola Eterovic, hizo pública una carta en octubre explicando la situación. Según la nunciatura, no hay indicios de encubrimiento, aunque sí “grandes errores” de comunicación. Esta misma comunicación confirmaba en sus responsabilidades a los otros dos auxiliares, Dominikus Schwaderlapps y Ansgar Puffs. “Por supuesto que cometí errores al comunicarme. Asumo la responsabilidad de eso. Lo siento, lo lamento”, dijo Woelki entonces en una comparecencia ante los medios.
