La normativa ferroviaria restringe los nombres de mujeres religiosas, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid rescata una de las devociones clásicas de la Casa Real
“Lo que sabemos es que el Gobierno quiere dar nombre de mujer a otras estaciones y yo lo que creo es que la Virgen de Atocha ya era mujer”, ha comentado la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tras el anuncio de dotar a la estación de Atocha el nombre de la escritora Almudena Grandes. Como ocurre en otras zonas, como la estación de Santa Justa en Sevilla, hasta ahora la principal de las estaciones de alta velocidad de España tenía el nombre del barrio en el que se encontraba.
Aunque lleva 15 años vigente la norma de reservar nombres de mujeres –excepto si estas son reinas, vírgenes o santas– para estas terminales ferroviarias –algo que no se ha respetado en Valencia con Joaquín Sorolla– parece que ahora la norma va a recibir un nuevo impulso. Pero, ¿quién es la Virgen de Atocha?
A pocos metros de la imponente estación madrileña se levanta la basílica dedicada a la Virgen de Atocha, propiedad de Patrimonio Nacional y atendida por los dominicos. En la basílica se venera la imagen de la más antigua de las patronas de Madrid, Nuestra Señora de Atocha, que desde el siglo XVI ha sido considerada la protectora especial de la monarquía española. Con tal motiva, la reina Letiza tras contraer matrimonio con el entonces príncipe Felipe depositó a los pies de esta talla morena de madera de unos 60 cm. de altura su ramo de novia. En reinas anteriores se había extendido la costumbre de ofrecer sus trajes de novia. Las infantas Leonor y Sofía también han sido presentadas tras su nacimiento.
En la basílica se custodia también el famoso santo Niño de Atocha, una imagen del Niño Jesús que procede de una antigua tradición que se remonta a las Cantigas de Alfonso X el Sabio y cuya devoción se ha extendido por toda América. La basílica actual está situada sobre el antiguo convento de la Orden de Predicadores de Nuestra Señora de Atocha, que acogía a su vez la primitiva ermita-santuario que rendía culto a la Virgen, y que fue transformada en convento por Carlos I en 1523. En su entorno está también el Panteón de Hombres Ilustres.