La Iglesia mexicana deplora la violencia del partido de fútbol Querétaro vs Atlas

Llama a los clubes deportivos, autoridades y sociedad civil a hacer de cualquier deporte una oportunidad para crear espacios de integración y no de enfrentamiento

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La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) lamentó los hechos violentos registrados este sábado 5 de marzo en el estadio de fútbol “Corregidora” de Querétaro, donde, según datos oficiales, 26 personas resultaron heridas al enfrentarse aficionados de los equipos del Querétaro y Atlas.



A través de un comunicado, los obispos del país se mostraron conmocionados ante los hechos, mismos que calificaron como “atroces”, donde “perdieron toda cordura, y con una violencia salvaje desataron fuertes enfrentamientos, ocasionando diversas víctimas, tal como se puede observar en las imágenes que circulan en las redes sociales”.

Asimismo, reprocharon “categóricamente cualquier episodio de violencia, por mínima que sea, ya que pone en riesgo la integridad, la tranquilidad y la sana convivencia pacífica entre las personas de la sociedad”.

En ese sentido, exhortaron a los clubes deportivos, a las autoridades y a la sociedad civil para hacer del futbol y de cualquier deporte una oportunidad para crear espacios de integración y no de enfrentamiento.

Evitar ser insensibles

Los obispos también hicieron un llamado a reconstruir el tejido social, tan dañado y necesitado de diálogo, respeto, comprensión y tolerancia: “caminemos juntos siempre hacia el encuentro, la esperanza y el amor como una verdadera búsqueda e instauración de la cultura de paz”.

Exhortaron a que todo hombre y mujer de buena voluntad responda al llamado del papa Francisco para configurarnos en ‘Artesanos de paz’, “garantizando una verdadera paz duradera que siga el camino del diálogo, de la educación y del trabajo, para una plena realización de la dignidad humana”.

De igual modo, pidieron evitar ser insensibles e inconscientes ante los acontecimientos “que estamos viviendo y sufriendo como seres humanos, es decir, una crisis global derivada de una pandemia que ha cobrado la vida de millones de personas. Tampoco cerremos los ojos delante de un conflicto bélico entre naciones que podría desatar una tercera guerra mundial, con consecuencias inimaginables”.

México no debe ser un país violento

Finalmente el episcopado mexicano pidió dejar que “Nuestro Señor Jesucristo toque nuestros corazones para alcanzar un cambio en nuestra historia. Encomendamos nuestra nación, bajo el amparo y mirada tierna de nuestra madre, la Virgen María de Guadalupe, Reina de la paz”.

Por su parte, en su mensaje dominical, el presidente de la CEM y arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera, también se “unió a la tristeza” por lo ocurrido en Querétaro, en cuya ciudad vivió parte de su infancia, juventud y dieciséis años de su vida sacerdotal.

“Soy testigo de la bondad de la gente, quienes siempre han mostrado alegría y servicio en la comunidad; quienes aceleran los actos de violencia deben ser identificados y castigados. No permitamos que la agresividad de las calles pase a los lugares de esparcimiento; nuestro México no es un país violento no debe ser así y Querétaro es una ciudad bella con habitantes también que dan mucho prestigio a nuestro país. Que Dios nos libre de más violencia”, añadió Cabrera.

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