La Revuelta de Mujeres en Madrid: “Limpiar y poner flores… ¡que lo hagan los señores!”

Hasta 17 ciudades españolas acogen concentraciones a las puertas de iglesias reclamando mayor igualdad en la Iglesia a pocos días de las celebraciones del 8-M

La Revuelta de Mujeres en Madrid: “Limpiar y poner flores… ¡que lo hagan los señores!”

Este domingo, 6 de marzo, diferentes grupos de apoyo al movimiento de “Revuelta de mujeres en la Iglesia” se han concentrado a las puertas de diferentes catedrales y templos españoles. Una protesta que se va consolidando para pedir la igual en torno a las celebraciones por el 8 de marzo. Barcelona, Valencia, Cádiz, Badajoz, Bilbao, Vigo, Las Palmas o Sevilla han sido algunos de los 17  lugares elegidos para las movilizaciones, a pesar de que en algunos casos la climatología no invitaba a ello.



“Con voz y voto en la Iglesia” ha sido el mantra más repetido en un momento en el que las Iglesias locales de todo el mundo se encuentran preparando el Sínodo sobre la sinodalidad. En Madrid, en la calle Bailén, junto a la catedral de la Almudena se han coreado además gritos como “¡Menos dogma sexual, más ternura al personal!”, “Limpiar y poner flores… ¡Que lo hagan los señores!”, “Mujeres ‘p’alante’, el machismo ‘p’atrás’”.

Voz y voto

En su manifiesto han manifestado su compromiso para que “deconstruyendo una Iglesia jerárquica y pratiarcal, se respiren aires nuevos” en una Iglesia “diversa y renovada”. “Es hora del cambio, es tarde pero es nuestra hora”, han ratificado. “Queremos una Iglesia plural, donde nadie sea excluida de los ministerios ni de los órganos decisorios por razón de género; una Iglesia igualitaria y paritaria donde las mujeres seamos reconocidas como miembros de pleno derecho, con voz, voto y representación”, reclamaron.

Apelando a la “tradición feminista” y a las “mujeres valientes y libres de las primeras comunidades cristianas”, reclamaron que las mujeres son “mayoría en las tareas de voluntariado, en las celebraciones religiosas, como catequistas, en los consejos parroquiales, somos muchas en los movimientos, asociaciones, centros recreativos y en el mundo educativo de la infancia y juventud”. Por ello, han dicho “basta” a “ser invisibilizadas y silenciadas” o a que “se nos niegue el sacerdocio debido a nuestro cuerpo, un cuerpo que siempre está bajo sospecha”. Por ello, imaginan “una Iglesia que es comunidad de iguales, donde la mujer es reconocida como sujeto de pleno derecho, con voz y voto en todas partes, donde la mujer es valorada por los propios talentos, carismas y aportaciones a las comunidades”.

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