El impacto de la pandemia en las mujeres latinoamericanas y caribeñas

El impacto de la pandemia en las mujeres latinoamericanas y caribeñas

El Centro de Gestión de Conocimiento del Celam, en convenio con la Unión mundial de organizaciones femeninas católicas y el Observatorio mundial de las mujeres, ha publicado a finales de 2021 el Estado de situación sobre el impacto del Covid-19 en las mujeres de Latinoamérica y el Caribe.



El informe –a modo de ‘estado del arte’–, ha sido elaborado por Ada Ferreira y Patricio Caruso, bajo la coordinación de María de Lourdes Espinoza, con el propósito de recopilar y analizar los principales y más recientes trabajos técnicos y de investigación que abordan los efectos de la pandemia –desde el momento de su irrupción, en febrero de 2020, hasta mediados de 2021– sobre este significativo grupo poblacional en la región, que corresponde al 50,82% (335.313.058), según los indicadores demográficos interactivos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

El empeoramiento de la calidad de vida de las mujeres en el continente ha sido el denominador común de los estudios consultados, constatándose así la agudización de las históricas inequidades sociales, económicas y culturales vinculadas a ellas, tal como se expresa en el incremento de la violencia de género que ponen en riesgo su seguridad y protección integral. En ciudades como Buenos Aires, entre abril y septiembre de 2020 aumentó un 32% las denuncias por violencia de género, mientras que en Bogotá los feminicidios durante el confinamiento crecieron un 8,6%.

Grupos especialmente vulnerables

Los estudios también evidencian otros efectos de la pandemia que agravaron la situación de las mujeres latinoamericanas y caribeñas en varios ámbitos: desigualdad de género y deterioro de la autonomía económica –como consecuencia de la precarización laboral y la reincidencia en prácticas discriminatorias–; mayor exposición a los impactos del COVID-19 en su salud física y mental ante la restricción y denegación de su derecho a la protección de la vida y la integridad; incremento de la brecha digital para acceder a la educación y al teletrabajo; empobrecimiento y falta de acceso a recursos de cuidado e higiene; y profundización de las desigualdades en grupos de mujeres especialmente vulnerables, entre quienes se encuentran las migrantes, las indígenas, las afrodescendientes, las que viven en zonas rurales, y las que tienen hijos con discapacidades.

De cara a estos hallazgos, el informe sugiere tres vías para responder a los sufrimientos y a las angustias de las mujeres en la región, que coinciden con las enseñanzas de la Iglesia y estimulan la creatividad pastoral en cada uno de los países del continente.

  • En primer lugar, es necesario erradicar todas las formas de violencia contra la mujer para instaurar en la práctica la igualdad dignidad entre el hombre y la mujer.
  • La segunda recomendación estriba en la aplicación y promoción del principio de solidaridad y el cultivo de los vínculos comunitarios donde se destaca el rol de las mujeres.
  • Finalmente, es preciso generar una cultura del cuidado, en la que el liderazgo femenino es históricamente notorio, como nueva forma de ejercicio de la ciudadanía.

Si bien sobresale el impacto negativo del COVID-19 en el agravamiento de las difíciles condiciones de salud, desarrollo e integridad que las mujeres vienen experimentando en América Latina desde antes de la pandemia –en parte por la ausencia de políticas estatales de contención, prevención y promoción–, no han sido pocas las expertas consultadas que coinciden en el papel crucial de la Iglesia en la capitalización de experiencias y trayectorias de marcada resilencia ante la emegencia actual, por parte de las mujeres, que continúan estimulando la generación de respuestas pastorales adecuadas al incremento de los sufrimientos y las discriminaciones que las afectan. Apremia una Iglesia samaritana, misericordiosa, que asuma su misión del lado de la mujer, a favor de sus derechos y dignidad.

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