Por segundo domingo consecutivo desde que Rusia invadiera Ucrania, la distancia parece cada vez más insalvable entre Kirill, patriarca ortodoxo de Moscú, y Epifanyi, líder de la Iglesia Autocéfala Ucraniana, que en diciembre de 2018, tras romper con tres siglos de subordinación a Moscú, se erigió como la decimoquinta Iglesia ortodoxa.
Una ruptura que simbolizan sus pronunciamientos dominicales. Empezando por Kirill, quien, en la celebración que presidió en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, lejos de clamar ante Putin por el fin de la guerra, optó en su sermón por denigrar a un Occidente que ve decadente, contrario a los valores del Evangelio y encarnado en “un desfile gay”.
No tardó en responderle Epifanyi en un duro comunicado, denunciando en primer lugar, en contradicción con la obra aparentemente espiritual que hay tras la búsqueda de la “Gran Rusia” por Kirill y Putin, que “los bombardeos del agresor tienen como objetivo, junto con la infraestructura pacífica y los edificios residenciales, los templos. Incluso el mayor santuario espiritual, la catedral de Santa Sofía, aparece bajo amenaza de ataque”.
Y es que, “de toda Ucrania, recibimos informes de ataques a las iglesias, incluso a aquellas en las que los refugiados encontraron refugio”. De ahí que se dirigiera directamente a “los asesinos rusos: no agraven sus crímenes destruyendo los santuarios, especialmente cuando se justifican hipócritamente con ‘defender a la Iglesia’”.
En este punto, se dirigió “a los líderes del Patriarcado de Moscú en Ucrania [su patriarca, Onufriy, metropolita de Kiev y de toda Ucrania, es fiel a Kirrill]” y les dirigió una pregunta muy directa: “¿No veis cómo las ciudades y pueblos del norte, este y sur de Ucrania están siendo bombardeadas y las explosiones matan, entre otros, a aquellos que os ven como sus pastores? ¡Exigid en voz alta a Rusia, al patriarca de Moscú, que detenga estos bárbaros bombardeos! No os escondáis tras deseos generales de paz, sino decid la Verdad, como nos legó Nuestro Señor”.
Epifanyi cerró su comunicado con una petición clara a la comunidad internacional: “Quiero una vez más unir mi voz a la de millones de ucranianos, apelando al mundo libre: ¡cerrad el cielo sobre Ucrania! Putin, de todos modos, piensa que él hace la guerra ‘con América y la OTAN’ en nuestro suelo. El dictador ruso ya está en guerra con vosotros, ya os ha atacado. Así, defendiendo a Ucrania, a nuestro pueblo, a nuestros niños, a nuestros hogares y templos, os defendéis a vosotros mismos”.