Según pasan las horas se va concretando la respuesta generosa que en España se ofrece a los refugiados que huyen de la guerra de Ucrania. Una muy significativa es la que está empezando a fraguarse en la Archidiócesis de Granada, donde, este lunes 7, su arzobispo, Javier Martínez, hizo un llamamiento “a todos los granadinos, creyentes y no creyentes, a movilizarse para acoger a los refugiados ucranianos que huyen de la guerra”, sabiendo que son en su mayoría mujeres y niños.
Así, estos días están contactando a todas las estructuras eclesiales (desde el conjunto de las parroquias hasta las congregaciones religiosas que se ofrezcan, titulares muchas de ellas de colegios) para conocer su posible disposición a la hora de abrir sus puertas a quienes tanto lo necesitan.
Además, en el formulario que se está mandando a las parroquias, siempre con la idea de articular una acción coordinada, se pide que se tantee a las familias que estarían dispuestas a acoger a refugiados ucranianos en sus domicilios. De hecho, el propio prelado señaló que, en caso de que fuera necesario, abriría encantado a quienes necesitaran un cobijo las puertas de su simbólica casa y la de todos los granadinos: la catedral.
Asimismo, como explica en una nota la Iglesia de Granada, la idea es que los refugiados que lo deseen puedan recibir clases gratuitas de español en el Centro de Estudios Superiores La Inmaculada. En cuanto al modo de traer a estas personas hasta un lugar seguro en la diócesis andaluza, se apunta que una opción sería desplazarse hasta Polonia en coches, furgonetas y autobuses y traer a todos los que puedan ser acogidos en Granada.
En buena parte, la iniciativa ha partido del sacerdote greco-católico ucraniano Svyatdslav Myronyuk, quien atiende a los fieles originarios de su país en la parroquia granadina de Santo Ángel Custodio. Su hijo Ostap, también muy involucrado, detalla a Vida Nueva que, mientras llegan los primeros refugiados, “estamos organizando en la comunidad la recepción de medicinas, alimentos y todo lo que pueda ser más urgente para transportarlo cuanto antes a la frontera de Ucrania”.
Horas y horas de trabajo, pero que dejan una gran satisfacción: “Nos están ayudando muchísimo. Se han volcado numerosas parroquias, asociaciones y ayuntamientos de toda la provincia. Se presentan voluntarios y ofrecen sus propios coches para ir a la frontera a llevar lo que se necesite”. Por todo ello, se muestran “enormemente agradecidos y emocionados ante tantas iniciativas que demuestran que la gente quiere ayudar al pueblo necesitado de Ucrania”.
Este martes 8 ha sido la Archidiócesis de Valencia la que ha anunciado la puesta en marcha de una comisión diocesana en la que, de la mano con la Cáritas local, se estudie en los próximos días el mejor modo de ofrecer “ayudas urgentes, eficaces e inmediatas”. A la primera reunión, en el Palacio Arzobispal, han asistido hoy el obispo auxiliar, Arturo Ros; el vicario general, Vicente Fontestad; el director de Cáritas Valencia, Ignacio Grande; y el delegado de Migraciones, Olbier Hernández.
Siempre con el fin de trabajar en red, se adelanta que se mantendrá un estrecho contacto con el Gobierno autonómico para analizar todas las posibles vías de cooperación y, a un nivel interno, se contactará con todas las parroquias “para preguntar y tener datos muy concretos” que confirmen una posible participación en el programa de acogida. Por ahora, ya se sabe que hay varias viviendas disponibles, por lo que, en cuanto lleguen los primeros refugiados, podrían ya entrar a vivir en ellas.
Mientras se sigue trabajando a todos los niveles, la Iglesia valenciana también ha detallado que habrá una colecta extraordinaria, los días 19 y 20 de marzo (días centrales de las Fallas), en la que todo lo recaudado irá destinado a apoyar a quienes en las próximas fechas lleguen desde Ucrania.