Misión CELAM

Religiosas y laicas río arriba





No se puede anunciar a Jesús con cara de funeral. El Papa lo ha repetido hasta la saciedad. Y precisamente alegría es lo que sobra en el Equipo Itinerante de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM). Arizete Miranda conversa con Misión CELAM mientras organiza la escuela para la llegada de los 15 alumnos indígenas del pueblo Warao, en Venezuela.



“¡Qué alegría saber que la Amazonía continúa uniendo las orillas!”, señala la religiosa. Ella es solo una de los miembros, con mayoría, como siempre, femenina. Consagrados y laicos tejiendo redes para acompañar a los pueblos originarios y denunciar a quienes quieren destruir la Casa común. La hermana, pese a las dificultades propias de las comunicaciones, reúne a varias de las mujeres del equipo para ofrecer su testimonio, cada una desde su realidad.

Contra el capitalismo salvaje

La religiosa Joaninha Honório Madeira (en la imagen) lucha por esos pueblos que “molestan a muchos”, porque “su cosmovisión va en contra del lucro y la acumulación tan propias de esta modernidad neoliberal, de este capitalismo salvaje que descarta a las personas”.

Raimunda Paixão Braga comienza sus palabras poniendo en valor el compromiso de vida de su gran amiga Dorothy Stang, asesinada hace 17 años. “Hoy, mujeres valientes seguimos construyendo historia de vida aquí, en esta codiciada Amazonía, que está siendo destruida, contaminada y envenenada por el agronegocio, los mineros, los petroleros, las grandes empresas madereras nacionales e internacionales, porque para ellos lo importante es el lucro y no la vida”, denuncia con dolor.

Gorete Oliveira es miembro del equipo desde hace ocho años. Laica y vinculada a la defensa de la igualdad de género, solo tiene palabras de agradecimiento al Papa, por poner el foco en ese pulmón del planeta. “’Querida Amazonía’ nos aporta argumentos eclesiales muy fuertes para seguir avanzando en la lucha por los derechos de la mujer y la igualdad”, afirma.

Capacitándose para ir río adentro

Por su parte, Erika Patrícia Batista Barros reúne todos los ingredientes para ser marginada, tanto en la sociedad, como en la Iglesia. Se presenta así: “Soy mujer, negra, joven, nacida y criada en una favela y lesbiana”. Como parte de la Asociación de Capoeira Arte Revelação entró en contacto con el equipo itinerante del que ya forma parte. De hecho, se está capacitando para adentrarse río adentro.

“Estoy adquiriendo aquí conocimientos para poder ayudar, conocer y luchar codo a codo con mi pueblo, con mis hermanos y hermanas”, señala. Capacitándose también en Manaos está Raquel Batista Bezerra, madre soltera y trabajadora social. “A través del curso y la experiencia de hermanos y hermanas, nos damos la mano para luchar, orar y trabajar para defender a los pobres de la Amazonía y cuidar la Casa común”, explica.

María de Fátima Barbosa de Souza, hermana de la Congregación de Nuestra Señora-Cônegas de Santo Agostinho, se siente una “peregrina con los pueblos indígenas mientras construimos junto a ellos el buen vivir que nos pueden enseñar con su riqueza cultural, y así intercambiamos los pólenes que fecundan nuestros sueños por la querida Amazonía”.

Una tocaya, María del Mar Bosch, laica nacida en España, aprovecha el espacio para echar las redes y animar a sumarse a la itinerancia “como una opción que nos hace salir para encontrarnos con otros que también están navegando en la querida Amazonía”.

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