Francisco reivindica la “santidad femenina” en un mensaje al congreso sobre mujeres doctoras de la Iglesia

Para el pontífice, el testimonio de las patronas de Europa “pone de relieve algunos elementos que diseñan esa femineidad tan necesaria en la Iglesia y en el mundo”

Francisco reivindica la “santidad femenina” en un mensaje al congreso sobre mujeres doctoras de

Coincidiendo con el día de la mujer, este 8 de marzo, se ha hecho público el mensaje del papa Francisco a “a los promotores y participantes del Congreso Internacional Interuniversitario organizado en la Pontificia Universidad Urbaniana para celebrar los aniversarios de la declaración de Teresa de Jesús, Catalina de Siena, Teresa de Lisieux e Hildegarda de Bingen como Doctoras de la Iglesia”, a las que se han unido “las santas europeas Brígida de Suecia y Teresa Benedicta de la Cruz”.



Una femineidad necesaria

El pontífice alaba la “doctrina eminente” de estas santas que cobran “en estos tiempos un nuevo protagonismo por su permanencia, profundidad y oportunidad y ofrece luz y esperanza a nuestro mundo, en las actuales circunstancias, tan fragmentado y falto de armonía”. Destacando el “común testimonio de una vida santa” fueron “dóciles al Espíritu, por la gracia del Bautismo, recorrieron su camino de fe movidas, no por ideologías mutables, sino por una adhesión inquebrantable a la ‘humanidad de Cristo’ que permeaba sus acciones”.

El pontífice no oculta que “también ellas se sintieron incapaces y limitadas en algún momento, ‘mujercillas flacas’,como diría Teresa de Jesús, ante una empresa que les superaba”; pero encontraron “la fuerza para llevarla a cabo” en “el amor a Dios que llenaba sus corazones”. Una santidad que fue “un camino asequible a todos, el de la santidad ordinaria”. “La sensibilidad actual del mundo reclama que se devuelva a la mujer la dignidad y el valor intrínseco con que ha sido dotada por el Creador”, reivindica el Papa.

Para Francisco, “el ejemplo de vida de estas santas, pone de relieve algunos elementos que diseñan esa femineidad tan necesaria en la Iglesia y en el mundo: fortaleza para arrostrar dificultades, su capacidad de lo concreto, una disposición natural para ser propositivas en aras de lo más bello y humano, según el plan de Dios, y una visión clarividente del mundo y de la historia –profética– que las ha hecho sembradoras de esperanza y constructoras del futuro”. Por ello, invita a los participantes a “promover esa ‘santidad femenina’ que hace fecunda la Iglesia y el mundo”.

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