La Farmacia Vaticana se suma a las iniciativas solidarias para llevar ayuda humanitaria a los refugiados ucranianos. Gracias a las donaciones de ciudadanos particulares, empleados de la Santa Sede, diversas instituciones y del propio Estado de la Ciudad del Vaticano, la farmacia del minúsculo Estado ha hecho llegar medicinas de primeros auxilios, antibióticos, antidoloríficos y diverso material sanitario y pediátrico a quienes huyen de la guerra en Ucrania. Lo ha hecho por medio de la basílica de Santa Sofía, templo principal y punto de referencia para los emigrantes ucranianos que viven en Roma.
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“Todo lo que hemos recibido ha sido entregado por medio de la Limosnería Apostólica a la basílica de Santa Sofía, que se ocupa de repartirlo para responder a las peticiones de las peticiones de quienes vienen de Ucrania o de las naciones vecinas que acogen a los refugiados”, explica Thomas Binish Mulackal, director de la Farmacia Vaticana, en una entrevista con L’Osservatore Romano, el diario oficial de la Santa Sede.
Con la Limosnería Apostólica
El religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios asegura que la Farmacia Vaticana “siempre está atenta a las emergencias humanitarias y sanitarias, de manera particular a las que tocan a la población golpeada por la guerra”. Como otros organismos y trabajadores particulares de la Santa Sede, esta institución se sumó a la recogida de ayuda humanitaria organizada por la Limosnería Apostólica el pasado lunes en la plaza ubicada frente a la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Aunque parte de ese material ya ha sido enviado, Binish Mulackal anima a seguir colaborando para responder a las necesidades sanitarias de los refugiados ucranianos. “Todas las personas deseosas de participar en las iniciativas de ayuda pueden venir directamente a la farmacia, donde nuestro personal está preparado para dirigir las ofertas de la manera más atenta posible para responder a la actual emergencia”, destacó el director de la Farmacia Vaticana.
