Adela Cortina no tiene dudas: “Ante lo sufrido con autocracias y totalitarismos en el siglo XX, no nos ha servido de nada, no hemos aprendido nada”. La filósofa que acuñó el término ‘aporofobia’ compartió coloquio esta tarde con la viróloga Isabel Sola y la misionera Victoria Braquehais en el marzo del II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática que se celebra en Madrid bajo el lema ‘El mundo que viene’.
Para Cortina, atravesamos “un momento muy preocupante”. “La crisis de Ucrania nos ha dejado absolutamente estupefactos”, aseveró sobre la invasión rusa. Frente a este escenario, también apreció cómo “por una vez en la vida nos hemos puesto de acuerdo en la Unión Europea”. “Hay que explotar al máximo esta solidaridad actual porque podemos hacer muchas más cosas juntas que pueden configurar un mundo más humano”, añadió.
A partir de ahí, hizo un llamamiento para defender “los valores de la democracia liberal y social” y no darlos por conquistados. “Son valores básicos que se pueden perder, más en este momento de cambio de la historia”, compartió.
“El pesimismo y el optimismo son un estado de ánimo”, especificó, para ir más allá: “Yo me identifico con la esperanza, que es una virtud ética que hay que construir, necesitamos razones para la esperanza”. Ante esta reflexión, el auditorio ovacionó a la pensadora, que puso en valor la fortaleza y resiliencia del pueblo ucraniano, así como a los ciudadanos rusos que, sin ser mayoría en las calles “se la han jugado y están dispuestos a decir ‘no en mi nombre’ para que se masacre a un país pacífico”. “Nuestra esperanza está en esas personas que en cualquier lugar del mundo dicen ‘Esto no se pude permitir’”, rubricó.
La también catedrática de Ética de la Universidad de Valencia sentenció esperanzada que “en el corazón de todo hombre hay un deseo de libertad e igualdad que no puede ahogar un autócrata”.
A la vez que aplaudió la acogida a ciudadanos ucranianos, la reflexión de Cortina fue más allá: “Estamos acogiendo a los refugiados de Ucrania, pero extendámoslo porque hay otros refugiados y otros emigrantes”. “El tema de asilo y refugio -continuó- se está dando en todos los rincones de la Tierra. Y ya que hemos aprendido que hay que acoger a los que vienen de Ucrania, acojamos a todos. Ahí están los seis millones que han huido de Venezuela. Los refugiados es un tema que hay que resolverlo globalmente”.
En esta misma línea, dejó caer que “es verdad que todos estamos en el mismo barco, pero aunque no estemos en el mismo barco, me importa la dignidad del otro”.
Para Braquehais, la guerra de Ucrania le ha llevado a meditar sobre el rechazo a cualquier “invasión e imposición de unos sobre otros”, así como a proponer “una mirada más amplia sobre el valor de la persona humana, no solo el valor de la persona humana desde un punto de vista occidental”.
Desde ahí, la religiosa de la Pureza de María hizo un llamamiento para que no se mire de reojo a la realidad de los países del Sur, sino que se trabaje de la mano en materia de inversión, más aún tras lo vivido con la pandemia. “Necesitamos que la posibilidad de desarrollo llegue a todas partes, tanto en educación, en promoción de las mujeres como en investigación”, comentó la misionera desde su experiencia en Congo y Camerún.
En relación al coronavirus, la viróloga Isabel Sola desveló que “no nos podemos imaginar el desafío que supone universalizar la vacunación”. Para una de las investigadoras españolas que está desarrollando una vacuna contra el coronavirus, urge “una visión de conjunto y solidaria, cualquier cosa que sucede en un punto del planeta nos repercute aquí”.
“Tenemos que acabar militantemente con la aporofobia. Es una verdadera lacra para la humanidad cuando hay medios suficientes para tener lo más básico, que sigamos en estos niveles de pobreza”, concluyó Adela Cortina.