La catedral de Santa María acoge la celebración que ha contado con la presencia del nuncio apostólico, Bernardito Auza
La diócesis catalana de Solsona busca recuperar la normalidad tras la sorpresiva salida de su obispo Xavier Novell. La toma de posesión este sábado, 12 de marzo, de Francisco Conesa como nuevo prelado es un paso más para dar serenidad a esta pequeña diócesis ilerdense. Una comunidad que ha vivido los últimos meses entre la “perplejidad y el dolor” mezcladas con “compasión” y sin perder “la esperanza”, en palabras de su administrados apostólico –el obispo de Vic, Román Casanova– al inicio de la celebración. El nuevo prelado ha realizado el día previo, el 11 de marzo, la profesión de fe en el Seminario. La celebración en la catedral comenzó con el recibimiento de los canónigos y la oración de Conesa ante el Santísimo.
Como es habitual en estas celebraciones, la primera parte la presidió el nuncio apostólico en España, Bernardito C. Auza, quien mandó presentar al Colegio de Consultores la letras apostólicas del nombramiento del nuevo obispo. Tras esta verificación, el alicantino Francisco Conesa –desde 2016 obispo de Menorca–, ha presidido la celebración de la eucaristía que acabó con el baile de la Àliga en su honor en la Plaza Mayor. El nuncio agradeció la labor de Casanova ante la “delicada necesidad” que tenía la diócesis. Al nuevo obispo le recomendó la “necesidad de ser una Iglesia de puertas abiertas” en clave misionera junto a toda la comunidad diocesana. Por la tarde, está previsto que el nuevo prelado firme en el Ayuntamiento de Solsona, cuya alcaldesa participó en la celebración, en el libro de honor de la ciudad.
En su primera homilía desde la cátedra de Solsona, Conesa ha descrito su misión a la que llega “cargado de ilusión” por “acompañar vuestra fe” para “ser servidor” de la comunidad diocesana. Apelando a la “transformación misionera” que reclama el papa Francisco espera llegar a quienes no han sentido que Dios toca su corazón. “Existimos para evangelizar”, ha reclamado a la Iglesia de Solsona, como “Iglesia de puertas abiertas dispuesta a coger y a salir a las calles” para que en las periferias “la luz del evangelio alumbre a todo hombre”.
Esta “urgencia” de anunciar el Evangelio, la misericordia y perdón, señaló, es más necesaria que nunca en “tiempos de guerra para Europa”. El prelado apeló a toda la comunidad diocesana para desarrollan con la implicación de todos juntos la misión evangelizadora. “Mi primera tarea en Solsona será aprender vuestros nombres y escuchar vuestras inquietudes y proyectos”, proclamó ante la asamblea, de al “anuncio del Reino” desde la comunión de todos.
Apelando a la fuerza de la eucaristía y la adoración, anunció que los tiempos reclaman la “renovación de estructuras” para que la Iglesia “esté abierta a la novedad que Dios le quiere indicar”. Confía en la gracia de Dios para “vivir de un modo nuevo la fe cristiana”, imploró prometiendo ser una “servidor de la comunidad” para lo que pidió la ayuda y oración de todos.