La madera tiene muchas vidas. También la que forma parte de las barcazas con las que los inmigrantes tratan de alcanzar el sueño europeo cruzando el Mediterráneo central tras zarpar desde las costas libias. Esas embarcaciones cargadas de ilusiones, pero que, en demasiadas ocasiones, también acogen la muerte, casi siempre acaban abandonadas cuando llegan a Europa. Hay decenas de ellas en Lampedusa, la pequeña isla italiana situada en el centro del Mediterráneo y que constituye uno de los ‘puntos calientes’ de las rutas migratorias.
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En un proyecto que trata de propiciar la toma de conciencia frente a este drama, la madera con que están hechas esas barcazas será la materia prima con la que los reclusos de la cárcel milanesa de Ópera construirán instrumentos musicales. Bajo la batuta de un maestro lutier, y en el taller de carpintería con que cuenta esta prisión, los presos tienen previsto construir un violín, una viola y un violonchelo antes de que acabe el año. Completarán así un primer cuarteto de cuerda, pues ya han realizado un primer violín que presentaron a principios del pasado mes de febrero al papa Francisco, durante un encuentro en el Palacio Apostólico del Vaticano.
“Tardamos unos dos meses en hacer cada instrumento. Continuaremos en 2023 para construir otros seis violines, de manera que, a finales de ese año, tendremos los suficientes para una orquesta de cuerda. Tenemos previsto prestarlos, para que así músicos de todo el mundo puedan dar testimonio con la música del problema que simboliza Lampedusa”, explica a Vida Nueva Arnoldo Mosca Mondadori, presidente de la Fundación ‘Casa dello Spirito e delle Arti’ de Milán, impulsora de este proyecto.
“A través del arte y de la belleza, se hablará de este drama contemporáneo. Es otro modo de comunicar, distinto al que utilizan los políticos, que realizan una lectura ideologizada o solo encaminada a conseguir votos”. La iniciativa, bautizada como Metamorfosis, cuenta con el apoyo del Ministerio del Interior de Italia, que ha cedido a la fundación diez barcazas con cuya madera se construirán los instrumentos y que, hasta su reciente traslado a un almacén de Milán, estaban conservadas en Lampedusa, adonde llegaron para desembarcar a los cientos de inmigrantes que llevaban a bordo.
“El proyecto Metamorfosis es una ocasión importantísima para promover una nueva conciencia sobre un tema complejo y dramático como las migraciones”, afirmó la ministra del Interior, Luciana Lamorgese. “Esta iniciativa evidencia la capacidad de las instituciones y de la sociedad civil para caminar juntas hacia un compromiso común: ofrecer un nuevo proyecto de vida gracias al trabajo de quien cumple condena en la cárcel de Ópera”, destacó Lamorgese, anunciando que la propuesta se extenderá a otras prisiones del país. “Que la madera de las barcazas llegadas a Lampedusa se convierta en instrumentos musicales adquiere un fuerte valor simbólico, una señal de esperanza”. La ministra recordó que esta iniciativa sigue la línea de los belenes ya realizados con esta madera para la Navidad de 2021.
Sonido que toca el alma
Un proyecto llevó a otro, recuerda Mosca Mondadori, cuya fundación también fabrica hostias que luego regalan a sacerdotes en 17 países. “Estábamos preparando las figuras del pesebre con la madera de las barcas de los inmigrantes de Lampedusa en el taller de carpintería, cuando un lutier que colabora con nosotros empezó a utilizar ese material para construir un violín. Al principio, no creía que fuera a sonar, pero consiguió hacer un trabajo magnífico y produce un sonido que toca el alma”, asegura el presidente de ‘Casa dello Spirito e delle Arti’.
El propio Papa lo pudo comprobar durante la audiencia del 4 de febrero. En ella tocó el instrumento Carlo Parazzoli, primer violín de la Orquesta Nacional de la Academia de Santa Cecilia de Roma, que interpretó la pieza Canto del legno (Canto de la madera), escrita por el compositor Nicola Piovani, galardonado con el Óscar en 1999 por la banda sonora de La vida es bella, de Roberto Benigni. Al término de la audiencia, Francisco bendijo este violín, que supone el primer paso para dar vida a lo que Mosca Mondadori ha bautizado como la futura ‘Orquesta del Mar’.