En Damasco ha comenzado hoy la conferencia ‘Iglesia, casa de la caridad. Sinodalidad y Coordinación’, organizada por la Congregación para las Iglesias Orientales
El 15 de marzo de 2011 comenzaba la guerra en Siria. Hoy, 11 años después, el conflicto aun latente se ha cobrado, según datos oficiales, medio millón de vidas. En el aniversario del inicio del conflicto, ha arrancado en Damasco la conferencia ‘Iglesia, casa de la caridad. Sinodalidad y Coordinación’, organizada por la Congregación para las Iglesias Orientales.
“No dejéis morir la esperanza”, repite en una entrevista con Vatican News el cardenal Mario Zenari, nuncio en Damasco, denunciando la violencia, la pobreza y el abandono de esta nación. “Es un aniversario triste, en primer lugar porque la guerra aún no ha terminado, y también porque desde hace un par de años Siria parece haber desaparecido del radar mediático”, ha explicado el purpurado. “Primero la crisis del Líbano, luego el covid-19 y ahora la guerra de Ucrania han ocupado su lugar”.
“Desgraciadamente, la esperanza ha desaparecido de los corazones de muchas personas y, en particular, de los jóvenes, que no ven ningún futuro en su país y tratan de migrar“, continúa el cardenal. “Una nación sin jóvenes, y sin jóvenes cualificados, es una nación sin futuro. Algunas familias, después de pagar grandes sumas de dinero, siguen atrapadas en Bielorrusia, a la espera de cruzar la frontera polaca”.
Por otro lado, el cardenal ha explicado que “la catástrofe siria sigue siendo el desastre humanitario más grave provocado por el hombre desde el final de la Segunda Guerra Mundial” y, sin embargo, 11 años después “todavía no hay signos de reconstrucción ni de recuperación económica”. Además, “las sanciones pesan mucho en todo esto. El proceso de paz, previsto en la Resolución 2254 de la ONU, está bloqueado. Sólo la pobreza avanza a pasos agigantados. Ahora se habla de guerra económica”.