Una vez que Francisco S. Conesa Ferrer ha tomado posesión el pasado sábado, 12 de marzo, como obispo de Solsona; el colegio de Consultores de la diócesis de Menorca ha elegido al sacerdote Gerardo Villalonga como nuevo administrador diocesano. Esta elección, prevista en el Derecho Canónico, tiene efecto hasta que se nombre un nuevo prelado para la diócesis balear.
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Administrador diocesano por segunda vez
Villalonga, vicario general de la diócesis, ha aceptado esta elección y se ha mostrado agradecido por el hecho de que fuera por “unanimidad”. “Ahora vivimos un proceso sinodal en la Iglesia. El oficio eclesiástico no es para imponer ni mandar sino para servir. Pido a Dios que me de fuerza para guiar a la Iglesia de Menorca durante este período de Sede vacante”, destacó ante el organismo curial. Ya antes había tenido la misma encomienda entre 2015 y 2017.
Gerardo Villalonga nació el 29 de abril de 1958 en Mahón (Menorca) y fue ordenado sacerdote el 20 de junio de 1987. Licenciado en Derecho Canónico por la Universidad Gregoriana de Roma ha sido párroco en distintas demarcaciones y vicario judicial. Desde 2005 es también canónigo y deán de la Catedral Basílica de Menorca. En 2011 fue nombrado vicario general de la Diócesis y en 2015 volvió a ser vicario judicial, hasta 2017 cuando fue de nuevo vicario general.